Todavía no caigo en absoluto de lo que me pasa. De lo que nos pasa a los dos, entre nosotros y entre toda la gente que nos rodea. Tal vez sea muy pronto para decir que dos familias van a convertirse en una, pero... ¿quién sabe? Solo soy una adolescente imaginadora que tiene la libertad de soñar lo que quiere. 
"A veces la fantasía es mejor que la realidad". Frase que casi siempre es cierta, pero en mi caso no lo es. Mi frase ideal en este momento de la vida sería "A veces la realidad es tan buena, que tiendes a creer que es fantasía." Eso es exactamente lo que me pasa. 
Siento que estoy en un cuento de hadas. Que pasé de estar con un mendigo que creía príncipe, a un príncipe que es tan humilde y modesto que se cree mendigo. Yo no se si soy princesa o plebeya, solo soy yo.  
Si tuviera que hacer una descripción de mí misma en unas simples palabras diría: loca, soñadora, expresiva, sincera. Tal vez eso es todo lo que soy. Aunque admito que tengo mis defectos, pero... no sé. No me creo una princesa, no me creo la gran cosa, aunque varias personas me digan que soy especial, única, y un montón de cosas más, yo no voy a andar presumiendo. Asumo que sé que soy única, porque nadie es igual a nadie, pero no me creo un ser especial. Tal vez lo sea, tal vez. Todos somos especiales a nuestra manera. Unos positivamente, otros negativamente, pero de todos modos, somos únicos y especiales. 
Volviendo al tema de nosotros, repito una vez más que no lo puedo creer. ¡Pareciera ayer que te llamaba "amigo"! 
Si que tuve suerte. A las pocas semanas que empecé a sentir algo más por vos, empezaste a sentir lo mismo. Creo que fue el cuatro de noviembre cuando me habías confesado lo que sentías por mi. El seis a la madrugada, mientras terminaba tu regalo de cumpleaños, oficialmente inició esta historia que hasta ahora, no tiene fin. Espero que no lo tenga, o por lo menos, que no llegue pronto. 
Realmente no se porqué estoy escribiéndote esto. No es día de los enamorados, no me siento mal como para descargarme con el blog, no cumplimos tres meses, ni un año, ni nada. Es que, como escribir para mi ya es una necesidad, no una actividad de placer, me inspiro y escribo. Vos sabes perfectamente que lo que escribo es lo que hay en mi corazón. Ahí está la explicación de porqué siempre escribo de vos. ¡Es que estás siempre en mi mente y mi corazón! 
No escribo por escribir. No tiro palabras sueltas a una hoja sin sentido. Escribo porque es una necesidad. Empezó como una actividad, un hobbie, pero a esta edad me dí cuenta de que es una necesidad, una adicción que no pienso curar nunca. Desde los cinco años que tengo tres grandes amigos: lapicera, cuaderno y sentimientos. En la adolescencia los necesito más que nunca...~