Risas, lágrimas, gritos, pero
más que nada, felicidad. Todas las emociones que se puedan imaginar, se cruzaron el
veintidós de septiembre. ¡Tantos
nervios!
Al principio me costó, pero a los segundos de haber empezado la
fiesta, ya me había soltado. Lo disfruté como nunca en mi vida. Y si, me había
imaginado algo groso, pero jamás se me hubiese cruzado que iba a ser tan
fantástico, tan sensacional, tan magnífico, tan perfecto.
En algunas partes, la pifié, me equivoqué, me tropecé
(literalmente). Pero el disfrute, el goce, estuvo presente toda la
fiesta.
Hoy puedo decir, tanto como el sábado, tanto como ayer, y de
seguro que lo seguiré diciendo toda mi vida: el esfuerzo, valió
la pena.
No salió como lo imaginé, lo confieso. Pero salió mucho
mejor.
Nuevamente gracias totales a todos, por haber hecho de esa noche
fantástica, la mejor que pudo haber existido.
¡Qué geniales fueron mis quince años! ♥
No hay comentarios:
Publicar un comentario