Siempre tuve una cantidad incontable de deseos, pero cuando llega el momento de pedirlos, de largarlos para que quizás algún día se hagan realidad, la mente se me pone en blanco y no se qué pedir.
Mi mejor amiga me regaló, entre otras cosas, una pulsera de los tres deseos. Me dijo "cuando tengas los deseos avisame y te la ato"; hasta ahora, jamás me puse la pulsera.
Tal vez sea porque estoy bajo presión, por eso se me pone la mente en blanco. Pero... ahora estoy bien, y sigo sin saber qué puedo pedir.
Es que, pensándolo bien, creo que tengo lo necesario en mi vida. Unas amigas que me adoran, unos amigos con quienes siempre puedo contar, un novio que me ama con la vida, una familia que, a pesar de las dificultades, siempre sigue adelante... creo que los quince llegaron para mejorar aún más, todo esto que poseo.
Tal vez no pida nada porque tengo lo necesario; tal vez no pida nada, porque con lo que tengo me alcanza para sonreír día a día; tal vez no pida nada, porque así soy feliz...
No hay comentarios:
Publicar un comentario