Nos hemos dado infinidades de besos durante todo este tiempo. Algunos sencillos, otros entre apuros. Algunos con respiraciones algo agitadas, otros entre lágrimas. Algunos besos tímidos, otros bruscamente atrevidos. Algunos besos que te dejan sin habla, otros que te hacen perder la consciencia, el control, dejándote guiar pura y exclusivamente por los impulsos... Sea como sea, a pesar de tantos besos iguales, tantos besos completamente diferentes, hoy fue distinto. Me sentí adormecer, volar. Sí, creo que volé. ¿Habrá sido por haber liberado finalmente mi voz y haber hecho que la música haya llegado a tus oídos? ¿Habrá sido porque la letra de la canción me emocionaba hasta erizarme la piel? ¿Realmente me habré liberado?
Desgraciadamente, no tengo respuestas para aquellas preguntas. Tampoco las tengo para la gran incógnita: ¿qué fue realmente lo que sentí?
Aún tengo restos de tu perfume en mi piel. Aún siento tu lengua en mi boca, o eso pareciera. Aún tengo ganas de revivir ese beso una y otra, y otra, y otra vez.
¿Se avecinarán más besos que me hagan volar?
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