
Y en momentos como este no doy ni por válida ni por descartada la frase, sino que me paro frente al pasado y asumo lo que siento cada tanto y de a poquito en el presente. Cada tanto extraño uno de esos ataques de ternura que me agarraban en los cuales te besaba hasta el alma (todavía tengo los detalles absurdos que quería regalarte cada equis cantidad de días). De a poquito me doy cuenta que tengo que asumir que cuando nos hablo porque nos recuerdo, se me empañan los ojos. Cada tanto me doy cuenta que quisiera una sincera última vez. De a poquito voy cayendo en que nuestra despedida es la que es y que ya todo se fue al diablo. Cada tanto te recuerdo con rabia. De a poquito nos extraño. Cada tanto te recuerdo vagamente con cariño. De a poquito me parte el llanto por nada. Cada tanto me caigo y me hundo. De a poquito me empecino, me la rebusco y me levanto. Y sigo agarrando mi bastón, ese al que nunca creí aferrarme, y de repente camino llena de sonrisas y miradas cómplices. Y creo volver a ser feliz, a estar contenta. Me levanto escuchando música y de buen humor. Me río y pienso cosas hermosas. Los ojos se me llenan de brillo y la sonrisa no se me borra en todo el día. Vuelvo a tener esperanza, razones para levantarme a la mañana y pensar que el día va a estar bueno. Y me sorprendo no recordándote, más bien no extrañándote, no extrañándonos. Me sorprendo sonriendo sin necesidad de tu mirada sobre mis ojos. Me sorprendo no pensándote, no pensándonos en canciones tristes y melancólicas. Me sorprendo renaciendo, volviendo a caminar sola. Pero esta vez bien sola, viendo todo el tiempo hasta dónde puedo llegar, probando mis propios límites con una picardía interna como niño que esconde un feliz secreto. Sola, bien sola, aprendiendo a mi manera; haciendo bien, haciendo mal; acertando y equivocándome a la vez; intentando como me salga, pero siempre siendo yo y nadie más.
Estoy
a p r e n d i e n d o a c a m i n a r s o l a.
No hay comentarios:
Publicar un comentario