Antes te veías al espejo y pensabas "¿Por qué no puedo ser como las demás? ¿Por qué soy diferente?" Hoy te miraste, y tu punto de vista cambió completamente. En vez de pensar eso, pensaste "No soy tan linda como todas ellas, soy hermosa a mi manera."
Mirate y cambiá esa imagen errónea que tenés de vos mísma. Mirate y decite "soy hermosa. Estoy orgullosa de ser quien soy. Con mis defectos, mis virtudes. Esto es lo que soy, y me siento feliz de ser así." Eso es lo que tenés que decirte. Nunca más esos pensamientos de "Quiero ser como ella". Puede que no seas mejor. Puede que no seas peor, pero seas como seas, así sos vos. Vos sos vos, y ella es ella. No lo podes cambiar, pero si podes aceptarlo.
Cuando la veas, no te sientas impotente, poca cosa, fea, desagradable o humillada. Alejá esas ganas de llorar, ese desprecio a vos mísma por no ser tan hermosa como ella. Alejá todo eso, y en su lugar, poné estos pensamientos, los pensamientos buenos. Capaz no sos tan hermosa como ella lo es, pero sea como sea, sos hermosa. Tal vez sos mejor persona que ella. Tal vez lo que vos no tenés de linda de físico, lo tenés de linda de alma, y eso, vale más que cualquier rostro perfecto.
¡Sos hermosa, mujer, sos hermosa! No importa si usas aparatos, anteojos, si tenes ojos marrones o celestes, si sos rubia, morocha, castaña, pelirroja. Lo que importa es que sos hermosa, seas como seas.
Llenate de valor, encontrate frente a frente con vos misma en el espejo y decite lo hermosa que sos. Nadie puede cambiarte, o cambiarla a ella, ni siquiera vos. Lo que te queda es aceptar, y eso no es tan malo como parece.
Una vez que aceptes quién y cómo sos, todo será mucho mejor.
¿Por qué no vas ahora y arreglás esas cuentas pendientes con vos mísma? Decite todo lo que tengas que decirte, y hacé las paces con vos. Si tenés que llorar, llorá. Si tenés que cantar, cantá. Si tenés que hablarte en otro idioma, hacelo, pero no dejes pasar otro día sin amarte.
Yo ya lo hice, ¿y vos?
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