Simple: me encanta. A los cinco años empecé a hacerlo por diversión y luego, a medida que pasaron los años se me convirtió en una necesidad. Digo necesidad porque es lo que es, como una especie de adicción. Todo el tiempo escribo, no importa dónde o cómo esté, la escritura siempre me salva. Es algo que hago con todo el gusto, y desde lo más profundo de mi ser. Puede que mienta cuando escriba, pero si lo hago es porque tengo un plan en mente. A eso me refiero con que, si miento, generalmente es para inventar alguna especie de historia que tengo en la cabeza, pero no lo considero exactamente "mentir", sino que es crear.
Escribir lo que se piensa, es libertad. Escribir lo que se siente, es necesidad.
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