Detesto no ser comprendida. Detesto con toda
mi alma el querer expresar algo, y hacerlo mal. Detesto que no entiendan lo que
les estoy diciendo, cuando les estoy hablando de una manera que es más clara
que el agua. Detesto que entiendan una cosa, cuando lo que quise decir era algo
completamente diferente. Detesto que no se entienda lo que quiero.
Debido a los malentendidos, a la falta de comprensión, a la falta
de escucha, se producen las confusiones. Uno entendió una cosa, otro entendió otra,
y así se va pasando la bola que cada vez se va distorsionando más y cuando te
querés acordar, la bola era una cosa que no se asemejaba ni un poquito con lo
que era al principio, o por lo menos con la idea que tenías de ella.
A veces se ofenden por repetir una y otra vez las cosas, pero si
no lo hago yo para dejar todo bien en claro ¿quién más lo va a hacer por mi? Para algo están las
preguntas, para ser contestadas, para ser respondidas con razones bien
argumentadas que les tapen la boca a nuestras dudas. Sinceramente prefiero ser
una preguntona insoportable, antes que una descolgada del mundo que no se
preocupa ni por ella misma, ni los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario