Mientras los diecisiete eran su edad realizada, la mía eran los quince. La edad en la que todo podía suceder, en la que todo era una aventura, en la que disfrutar era la única opción. En la que los viajes prohibidos, la música a todo volumen, los días soleados y felices eran las únicas escenas que se veían. La edad en la que todo era posible, hasta lo que ayer nos parecía que jamás iba a suceder. Esos eran mis pensamientos de chiquita, y hasta hoy en día, sigo tratando de mantener viva esa esperanza de que todo va a salir como algún día lo pensé.
Quiero diversión, proyectos realizados, vestidos coloridos y días de verano. Quiero música alegre de fondo, viajes improvisados, salidas mañaneras, disfrutarlo todo. Quiero poder tener el valor de decir "Fuck everything, I'm young!", teniendo la valentía de hacer esa frase una acción. Quiero ser feliz con las cosas más sencillas, aún más que ahora. Quiero tener la típica adolescencia rebelde que se ve en las películas...
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