Seis de enero del 2013. Abro los ojos y me encuentro con mi hermana y mi mamá mirándome, como esperándome. "Cierto, es seis", pensé. Y entonces hice un esfuerzo sobrenatural para levantarme de la cama y fingir entusiasmo. No pude. Quise hacer una broma. Pensé que se reirían, pero se enojaron. Me enojé yo también. Me volví a la cama. Mi mamá desde el comedor decía oraciones que, aunque no lo haya dicho específicamente, significaban una sola cosa. Algo que todos estaban pensando, pero que solo mi papá se atrevería a decirme (debido a que él es el que me lo dice, me lo reprocha siempre). Querían decirme desagradecida.
La verdad es que no quise hacerlos sentir así. Sé que les cuesta todo, hasta el más mínimo centavo. Pero no sé en qué carajo estaba pensando. Se supone que soy una persona inteligente, responsable, más adulta que mis dos hermanas. ¿Por qué no me comporté como una?
Cosas como estas me arruinan el día. Me caga saber que aún me comporto como si tuviese siete años.
Nuevamente me siento como una especie de Grinch. No, mentira. Soy peor que el mismísimo Grinch.
Si tuviera la posibilidad de levantarme y comenzar de nuevo... Algo me dice que este día va a ser pura mierda.
Ayer dije que no existían los días perdidos. Que aunque haya sido un mal día, tenía algo bueno. Que siempre había que sacar lo mejor de esos malos días. Yo algo saqué. Nota mental: no permitirme volver a ser tan estúpida nunca más.
¡Muchas gracias por tu comentario! Espero que mis demás escritos sean de tu agrado. Muchas gracias nuevamente, por la visita y la opinión. ¡Otro beso para vos!
ResponderEliminar