"Siento que mil posibilidades nacen en mí. Soy ingeniosa, soy alegre, soy lánguida, soy melancólica, sucesivamente. Tengo raíces, pero floto." Virginia Woolf.
La facilidad nos asusta porque nos han enseñado que todo ha de costarnos un enorme esfuerzo, un gran sufrimiento.
People change, feelings change. It doesn't mean that the love once shared wasn't true and real. It simply just means that sometimes when people grow, they grow apart.

- Srta. Mími
- Escritora desde que aprendí a posar el lápiz sobre el papel. Completamente indecisa. Poseedora de una mente peligrosamente abierta. Inteligente, con un ego filoso y un humor ácido. Todos los días intento ser una mejor versión de mí misma.
Vos sí me hubieras querido, con el pelo enmarañado y todo. Vos sí me hubieras querido, aún cuando me esté dando cuenta de que estoy comiendo de más y los pantalones que tanto te gustaban ahora me quedan chicos. Vos sí me hubieras querido así, al natural, con mis pelos, mi sangre, mi mal humor, mi carácter y todo. Vos sí me hubieras querido, si tan solo fueses el de antes y yo la misma de siempre. Hoy me agarró de sopetón la prontísima llegada de tu cumpleaños, que no es nada más ni nada menos, que nuestro aniversario también. No me di cuenta. De golpe y porrazo se me pasó el año, la vida y ya estamos a una semana de otro seis de noviembre cargado de ausencias. Vos vivís, claro está. Vas a tener otro cumpleaños rodeado de tu familia y seres queridos, por supuesto. Pero algo falta. Y no lo digo por mí. Falto yo y faltas vos. Faltamos nosotros, ese nosotros que se murió sin que yo me diera cuenta. ¿Cómo no lo vi? ¿Por qué no hice nada, si ahora lloro la pérdida y cada vez tomo un poco más? El nudo enorme que siento en la garganta se asemeja al gusto del tequila. Es un sabor amargo, que me ahoga, que me aprieta la tráquea y siento que quiero respirar pero no puedo. No importa cuantas veces intente dar una bocanada de aire, es imposible. Marcha otro trago y le subo el volumen a la música. Me siento mediocre otra vez y puedo ver claramente que el progreso no está en mi vocabulario. No ahora, ni tampoco antes, porque mi presente está inundado de pasado y lo veo cada vez más cuando me doy cuenta que sigo acá, estancada, sin capacidad de encarar nada nuevo sin miedo al final. Y es que ya lo veo, desde el principio veo el desenlace fatal. Es como si me subiera a un tren e inmediatamente lo vea descarrilar. Ahora que tomé un poquito de más ya no siento nada. Es como si estuviera en una pausa, como si me viera a mí misma desde afuera y dijera "what a stupid girl", porque yo en mis fantasías se hablar inglés y todo. Ojalá pudiera borrarte. Ahora me encuentro tan dolida y destruida como para desear incluso eso. Ojalá pudiera borrarte, como Clementine y Joel, pero con la diferencia de que nosotros no vamos a tener ese final glorioso y bien de película yanqui en el cual las parejas siempre terminan juntas a pesar de todo. No. No todos tenemos esa suerte, y nosotros no somos ninguna clase de excepción. No vamos a volver a estar juntos a pesar de todos nuestros problemas. SÍ, LO ESCRIBO EN MAYÚSCULAS TODO PORQUE ES COMO SI ME ESTUVIERA GRITANDO A MÍ MISMA LA VERDAD: NO VA A PASAR. EL TIEMPO NO SE VUELVE PARA ATRÁS Y LAS COSAS NO VAN A SER NUNCA COMO ANTES. ¿Cuándo voy a aprender? Me siento vacía, aunque el alcohol me nuble la vista, me enrojezca las mejillas y me haga hervir la sangre y teclear cualquier cosa, borrandolo todo. Pero no puedo. No lo puedo evitar. No puedo tolerarlo, no puedo manejar el dolor, el vacío, la vergüenza, el miedo, el fracaso, la falsa esperanza, y todo lo demás que ahora se me fue de la lengua pero que siento en todo el cuerpo, todo el tiempo, todos los días. Este trago que sigue va a tu salud, y al olvido, y a nuestra historia. Fueron tres años y medio, por poco no fueron cuatro, pero para mí a esta altura significan toda una vida. Y te juro que ahora, al borde de un nuevo colapso nervioso y emocional que me hace casi vomitarlo todo, extraño tu abrazo más que a nada. No puedo dejar de extrañar tus brazos como imagen de mi hogar. Me gustaría mucho que me abraces sin decirme nada, sin juzgarme por estar tomando otra vez, por ser una perdedora y una perdida, por ser una idiota inservible, incapaz de nada. Un solo abrazo hasta que deje de llorar. Unos cuantos mimos en el pelo, los "rulitos" como les decíamos antes, solo para que se me vaya pasando de a poquito. Te juro que siento que me ahogo. Ayudame, salvame, pero sé que no hay nadie. Me castañean los dientes y hago una fuerza inmensa para no pegar un grito que abarque todo. Ya casi no puedo levantar la botella. Me pesa mucho para mis brazos que ya no sientes y mis dedos que a esta altura ya no saben cómo escribir. Trago saliva fuertemente para no vomitar todo. Suena asqueroso, lo sé, y lamento estar dándote esta imagen de mí, pero es la única imagen que hay, la única que existe, la única que respira ahora. Realmente quisiera llamarte y que me contengas, pero no lo sé. Tengo miedo de que ya no quieras responderme, que comentes sobre mí con tus amigos y te rías de tu "alcohólica y psicópata ex". Sé muy bien que aunque sea un mísero mensaje de texto voy a enviarte. Porque lo necesito. Necesito que me digas que todo va a estar bien, que voy a mejorar, que voy a crecer, que ya alguien me va a querer y necesito creérmelo todo, de pe a pa, y que mañana sea otro día en el que no me acuerde de nada de lo que dije o escribí y pueda seguir con mi intento de vida después de vos, de mí, de nosotros. "Emito ayudame", te escribí con faltas de ortografía, y me contestaste al instante y te saludé. Me saludaste. Me preguntaste si estaba bien y yo inconscientemente me sentí mejor. Ahora lloro. No sé bien por qué, pero ahora lloro y te pido ayuda para algo que ni yo sé qué es. Sos tan bueno, tan lindo y comprensivo que eso me hace sonreír y llorar más. "¿Pero con qué necesitas ayuda?" me preguntás, y yo contesto "Conmigo", mientras me sirvo otro trago. Tu teléfono ya me lo sabía de memoria y la tele se apagó de repente sola. "Cuando tomás sos un patética", me dijiste y yo ya lo sabía, y me dolió casi tanto como cuando un guacho me dijo "alcohólica" por primera vez.
Relato truncado

La verdad es que quería escribir sobre vos. Sobre cómo no puedo dejar ir el que eras en el pasado y blah blah blah, pero realmente pasó algo en el medio que me cambió por completo el curso del relato. Y no espero nada más excepto que siga pasando, que me sigan desviando del camino tortuoso que me dirige hacia vos. Porque realmente estoy harta de seguir encaminándome solita hacia la boca de un lobo que ya no está, que ya no existe, que ya no me quiere, que ya no.
Monólogo interno de una borracha

El último orejón del tarro

Hoy no fui a cursar. Durante la madrugada me levanté para ir al baño y me vi en el espejo. Tenía los ojos hinchados, un poco rojos, y sentía la nariz tapada. Estaba despeinada, sudorosa, y algo rota. No sé, sentía que si me quedaba en la cama unas horas más las cosas se iban a arreglar solas como por arte de magia. Pero no pasó eso. Simplemente ocurrió lo de siempre: Me levanté tarde y los problemas seguían ahí, mirándome. Tenía papelitos de colores pegados en todas las paredes recordándome las frases que me moría por no escuchar, por no leer. "Ya fue", pensé y me puse a hacer otra cosa. Miles de cosas que me distraigan de la soledad de siempre. Actividades tapa bache para no acordarme de que no tengo amigos, de que no tengo pareja, y de que todo me dura lo mismo que nada. Detesto ser siempre el último orejón del tarro, el que eligen cuando las opciones viables ya no funcionan. Y cada vez sirvo para menos. Antes era el Plan B y ahora con suerte llego a ser el C. Nada viene bien, ni para ellxs ni para mi. No sé, simplemente ya no quiero jugar más. Me cansé de perder en un juego sin instrucciones.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)