Mi cerebro es la maquinaria más inexplicable, zumba, tararea, se eleva, ruge, se zambulle y luego se hunde en el fango. ¿Y por qué? ¿Para qué tanta pasión?
People change, feelings change. It doesn't mean that the love once shared wasn't true and real. It simply just means that sometimes when people grow, they grow apart.
Mi foto
Escritora desde que aprendí a posar el lápiz sobre el papel. Completamente indecisa. Poseedora de una mente peligrosamente abierta. Inteligente, con un ego filoso y un humor ácido. Todos los días intento ser una mejor versión de mí misma.
Se ve que estuve destinada a encontrarme con cadáveres este último tiempo. Debo sentir una especie de atracción hacia esa gente que no tiene nada en la vida, y que tampoco se esfuerza para tener algo. Pero esta vez era diferente: este "muerto" no estaba del todo muerto, sino que estaba falleciendo lentamente.
Esta especie de cadáver era muy opuesto al anterior, ya que este por lo menos podía sentir. Lo que le jugaba en contra era su muy baja autoestima, y eso más sus problemas de salud, lo dejaban en un estado casi vegetal. Nuevamente me involucré con el para salvarlo. Pero no se cómo, de la noche a la mañana ¡pum! me enamoré de un muerto otra vez. Esta si iba en serio, ya que me enamoré de verdad.
Quise ayudarlo, les juro que intenté sacarlo de su estado vegetal, pero todos mis intentos eran en vano, cada día tenía un problema distinto.
Cuando lo conocí por lo menos podía mantenerse a sí mismo, pero a medida que fue pasando el tiempo, su estado se fue deteriorando, al igual que ese poquito de vida que le quedaba y que malgastó como si nada. Luché varios días y noches enteras para tratar de encontrar la cura, una especie de fórmula secreta, o algún tipo de magia que rompiera ese hechizo de "vivirás como si estuvieses muerto". No la encontré, pero no por eso me rendí. Traté de convivir con sus problemas de cadáver en plena descomposición, pero no pude. Recién hacía un tiempo pequeño que había empezado a recuperarme del entierro anterior y al ver que cada día, este vegetal empeoraba un poco más, me volvía a destruir. Sinceramente, no tuve tiempo de recuperarme del todo, y eso influyó mucho. Nuevamente volví a caer, y así como con el otro muerto, yo también me había convertido en alguien como el, aquí pasó lo mismo: el empeoró, entonces también yo. Hubo un punto en el que ambos nos encontramos. Ambos estábamos completamente destruidos, ambos éramos vegetales a punto de morir. Estábamos a solo un paso de caernos al vacío, pero yo siempre reaccionaba y nos aventaba hacia atrás, para evitar alguna desgracia. Hasta que llegó un día en el que no pude hacerlo y cuando se encontraba al borde del abismo, simplemente me retiré y lo abandoné ahí, dejando caer sobre él toda la responsabilidad en cuanto a su vida. Ya no iba a decidir más por él, sino que me alejé y dejé que él mismo decidiera qué hacer en ese momento: o alejarse del borde y tratar de mejorar, o dejarse caer y morir. No se qué habrá elegido, solo se lo que elegí yo: seguir.
Una vez más, estuve cerca de un muerto, o más bien algo parecido. Una vez más, casi muero yo también. Por suerte no bajé los brazos y acá estoy ahora, escribiéndoles sobre los muertos que alguna vez conocí.  Tal vez todo sea culpa mía y de mis malas elecciones, o tal vez tenga mucha compasión de todos y mi instinto bonachón me lleve a querer hacer el bien por los que tienen menos o en casos extremos como estos,  hacer el bien por los que no tienen nada. Creo que serví de algo para este muerto también, ya que cada tanto sale de donde sea que esté para agradecerme por todas esas veces que lo aventé hacia atrás cuando estuvo a punto de caer. Nuevamente fui algo idiota y perdí casi todo por nada, porque se empezó a rumorear por ahí que este cadáver no era quien creíamos que era, sino un lobo disfrazado de cordero. Los errores se cometen, y de algo siempre sirven...

No hay comentarios:

Publicar un comentario