Ahora solo estoy tratando de ser.
People change, feelings change. It doesn't mean that the love once shared wasn't true and real. It simply just means that sometimes when people grow, they grow apart.
Mi foto
Escritora desde que aprendí a posar el lápiz sobre el papel. Completamente indecisa. Poseedora de una mente peligrosamente abierta. Inteligente, con un ego filoso y un humor ácido. Todos los días intento ser una mejor versión de mí misma.

¿Cómo sobrevivir a las arenas movedizas?

Estoy enojada con la gente que decide irse para no volver jamás. La gente que se fuga sin pensar en qué va a ser de la vida de los otros, de los que dejan atrás. Estoy segura de que vos no te detuviste ni un segundo a pensar en qué iba a ser de mí cuando te fueras. O quizás sí, y reflexionaste en que seguiría adelante, en que encontraría la forma, en que reconstruiría otras cosas para dejar ir lo que ya fue y ya no existe. No digo que sea una cuestión de egoísmo, porque no está mal pensar en uno mismo y en el propio bienestar por encima de algunas cosas. Pero, lo que sí me parece absurdo y maligno, es el olvido. Olvidarse por completo de lo que te ha nutrido y te ha hecho feliz para seguir buscando lo que ni siquiera sabes qué es, sí me parece egoísta. No, egoísta no. Me parece estúpido. Yo no quiero olvidar. No me gusta hacerlo. Y siento que jamás podría. Jamás podría olvidarme de lo dulces y cálidos que eran tus besos, o del brillo de tus grandes ojos oscuros. Jamás podría olvidarme de los momentos en los que nos sentíamos como dos chiquitos y jugábamos sin vergüenzas ni barreras. Jamás podría olvidarme que fuiste el único que me entendió y me quiso a pesar de todo, a pesar de ser un bicho raro, de estar triste y contenta al mismo tiempo, de ser todas y ninguna a la vez. Jamás podría olvidarme de muchas cosas que fuimos y vivimos solo nosotros dos. Pero lo que sí me gustaría olvidar es de esa indiferencia que te generan mis sentimientos. Es como si ya no tuvieras emociones, o al menos no por mí, claro está. Siento que hay algo oscuro, lo percibo, tal y como percibía esos cambios de humor repentinos en los que no querías hablar con nadie excepto conmigo. Ahora, incluso a mí me contestás con frialdad, siendo seco y tosco, casi hiriente, como si estuvieras seleccionando meticulosamente las palabras que sabés con seguridad que van a hacerme trizas.
"¿Cómo sobrevivir a las arenas movedizas?", reza el subtítulo de una página de un libro que ya pasé hace rato y estoy segura de que termina como lo había previsto. Y la verdad es que no lo sé. Dicen que hay que mantenerse en calma, que es el pánico lo que termina matándote, y es ahí cuando me doy cuenta que no voy a poder hacer otra cosa más que hundirme. Soy presa del pánico, un blanco perfecto y fácil para él. Solo basta hacerme pensar un poquito de más para que el pánico y la desesperación me dominen entera. Jamás podría relajarme sabiendo que durante el resto de mi vida voy a sentir ese nudo en la garganta, la presión en el pecho y el presentimiento en la boca del estómago que nada va a ser como antes y que nunca voy a terminar de recomponerme. Siento que ya no creo en nada, ni siquiera en las cosas que se presentan a pincelada limpia ante mí. Por más que me traigan a la Verdad materializada, casi en persona, voy a tener que desconfiar de ella por miedo a que me haga daño, a que me esté engañando y en realidad sea la Mentira. Cierro los ojos con pesar, porque sé que esa es una vida llena de amargura y sufrimiento, tal y como supe desde chica que eso era lo que me aguardaba cuando crezca. Quisiera poder llorar, pero sé que en cuanto empiece no voy a poder parar y me voy a dedicar el resto del día a seguir arruinando cosas, incluyendo esa pequeña chispa de esperanza que, por más que desde ya pueda ver su desenlace fatal, al menos me saca alguna carcajada de vez en cuando. No quiero arruinar más nada. Es como si todo lo que tocara, en vez de convertirlo en oro, lo convirtiera en mierda.
"Te odio.
De haberlo sabido.
De haber sido yo suficiente.
Te fallé.
Ojalá pudiera haber hecho algo. 
Debería haber hecho algo.
¿Fue culpa mía?
¿Por qué no fui suficiente?
Vuelve.
Te quiero.
Lo siento."

Son pensamientos de una chica que ha perdido a quien ama a causa del suicidio y, aunque (espero) esa no es mi situación concreta, no puedo evitar sentir las últimas cinco oraciones clavadas en el pecho como si fueran dardos que dan todos juntos justo en el blanco. De a momentos sé que fue mi culpa, sé que no fui suficiente, y que quiero que vuelvas, y sé que te quiero y lo lamento tanto, tanto, tanto. Son cosas que sé con una total certeza, así como también sé a la perfección que no te importa, que yo ya no te importo, que ya no me querés, que ya no me leés, y que no vas a volver nunca de los nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario