People change, feelings change. It doesn't mean that the love once shared wasn't true and real. It simply just means that sometimes when people grow, they grow apart.
Mi foto
Escritora desde que aprendí a posar el lápiz sobre el papel. Completamente indecisa. Poseedora de una mente peligrosamente abierta. Inteligente, con un ego filoso y un humor ácido. Todos los días intento ser una mejor versión de mí misma.
¿Por qué? Ésa es mi gran incógnita. ¿Por qué la sociedad es tan porquería con todos? Y no es por hacerme la víctima, pero la sociedad es cada vez más dura con nosotras, las mujeres.
"Pesas treinta y nueve kilos, pero tenes grasa. Hacé algo de tu vida para bajar esos rollitos". ¿No creen que teniendo catorce años, treinta y nueve kilos es muy poco? Todos me dicen "¡Ay, estás muy flaca! Tendrías que comer más...", pero cuando lo hago, voy al médico y me dice lo otro. ¿A quién creerle? ¿Para dónde correr?
Me indigna, me altera, me deprime saber que día a día se lucha contra los problemas alimenticios como la anorexia, la bulimia, el sobre peso, para que la discriminación siga existiendo.
La constante busca de la perfección, nos arruina. No existe la mujer perfecta, señores. Lo lamento, pero es la verdad. No podemos pasarnos la vida controlándonos siempre, peinándonos adecuadamente, pintándonos a la perfección y seguir con nuestra existencia pretendiendo ser el modelo viviente de la muñeca Barbie, porque nosotras no somos así. Somos humanas, de carne y hueso, no de plástico.
Durante mi infancia no comía casi nada, con tal de llegar a ser como las princesas delgadas y perfectas de los cuentos. Me preguntaban "¿Por qué no comes?" y yo les respondía "Es que no quiero ser gorda".
Esa clase de pensamientos putrefactos son generados por la idea de "mujer perfecta" que cada día nos impone la sociedad. Entonces, guiándome por lo que veo, ¿una mujer hecha y derecha es aquella que posee el cuerpo perfecto, el cabello perfecto, el cutis perfecto? Porque si me guío por las ideas actuales, eso es una mujer: un buen físico y nada de intelecto y sentimientos. Yo les digo no, no señores, ¡eso no es ser una mujer! Somos más que un par de tetas y un gran culo. Tenemos una belleza interior incomparable, un espíritu tierno, sensible, encantador. Mujeres, somos bonitas, por dentro y por fuera también. La idea no es ser igual a todas las demás que vemos en los carteles de lencería, en los programas de chimentos, y ese tipo de cosas. La idea es ser nosotras mismas, con nuestras virtudes y defectos, con nuestros altos y bajos. No podemos desperdiciar esta vida tratando de ser como las otras. Seamos fuertes, ya que nosotras podemos.
Enamorarse es fácil. Que tu amor sea correspondido, no tanto. Pero lo que es más difícil aún, es que el amor siga creciendo a medida que pasa el tiempo.
Antes llevaba una pequeña llave colgada al cuello. Todos creían que era de mi diario, pero no. El significado era que ésa era la llave de mi alma, de mi amor, de mi todo.
Mi plan era llevarla hasta volver a enamorarme de verdad y que mi amor fuera correspondido. No se qué fue de ella, pero ya no la uso más.
- Nosotros, ¡pero que palabra más hermosa!
- ¿Y qué tal "nosotros para siempre"?- le preguntó mirándola a los ojos, mientras abría la delicada caja que contenía los anillos que usarían el resto de sus vidas.-
- Me parece mucho mejor.-dijo ella, sonriendo.-
Vestidos. No hay prenda más bonita para mi. Los adoro, me gusta como me quedan y lo mejor, es que hay de todos los colores, estilos y estampados.
Los amo por ser hermosos, pero también porque me hacen sentir diferente. Los vestidos me dan alegría, optimismo, felicidad y cuando me los pongo, me siento la típica niña de cuento, que siempre anda sonriendo y cantando por la vida.
Y si, tal vez esté algo loca por sentir conexiones con distintas prendas de ropa, pero... así soy yo, lamentablemente.
¡Rayos y centellas! De pronto, ya volvemos a la rutina. Levantarse todos los días a las seis y media, vestirse, sentarse en la mesa con la cara que se asemeja a un mismísimo muerto viviente, tragar a toda velocidad el desayuno para llegar al baño antes que mis hermanas, lavarme los dientes, peinarme, maquillarme, ponerme las treinta y cinco camperas, camperones, buzos y tapados para finalmente salir a ese mundo exterior, frío y cruel que se encuentra del otro lado de la puerta. Entrar a la camioneta, soportar el tránsito, y llegar a la puerta de aquel edificio denominado "escuela". Nuevamente congelarse como veinte minutos hasta que se dignan a abrir la maldita puerta, para ya estar de una vez por todas, sentada en la misma silla durante las siguientes cinco, seis horas. Allí soportaré a las maestras que hablan y hablan sin parar sin dejarme entenderles ni una sola palabra. Y como para completar este maravilloso combo, tengo gimnasia.
Otra frutillita del postre, es que tengo dos pruebas atrasadas, que justo se me juntan con otras que ya tenía programadas. Que suerte la mía, ¿no?.
No quiero estudiar, no me quiero levantar temprano, no quiero cagarme de frío, no quiero bancarme a las profesoras, no quiero que todo el curso se desespere y empiece a utilizarme como lo hace siempre diciendo cosas como :  "¡Mimi, Mimi! ¡Ayudame con este, por favor!", "¡Pasame el tres, Mimi, dale!" entre otras frases. En definitiva, se las hago simple : no quiero empezar las clases, otra vez
Que alguien me explique... ¿por qué las imágenes no pueden volverse fotografías? Digo, así serían más reales. Así habrían pasado. Así seríamos un poco más felices.
Hoy me calzo los zapatos de mi "yo crítica" y empiezo: el tema de hoy es las personas conocidas como coladas.
"Voy pero, ¿no puedo llevar a mi novio/a?" Frase típica, ¿a quién no le pasó? Organizás algo para una cierta cantidad de personas y siempre hay más. Una que te lleva a la hermana, otra al hijo, otra al novio y así.
Hace unos días, mi mamá organizó una juntada con sus amigas del trabajo. Calculando con las mujeres que mi mamá tiene más contacto, osea, con quienes es más íntimas, yo ingenua pensé "y... deben ser tres, cuatro, como mucho cinco. No debe haber problema". Pero no. A medida que iban tocando timbre, me sorprendía cada vez más la gente que entraba. No porque eran como veinte o treinta, sino porque había mujeres que yo ni había tenido en cuenta. Mujeres que mi mamá menciona cada muerte de obispo y que de la noche a la mañana, ya vienen a mi casa.
La primera en entrar fue una que ni pensé que invitaría. En cuanto tocó timbre y entró (previo a eso, se había quedado como quince minutos mirando el jardín y opinando sobre él) su inconfundible voz abrió mis ojos como si hubiese visto a un fantasma. "Permiso", decía con esa voz como si estuviera congestionada, o simplemente como si tuviese una papa atravesada en la garganta.
Atrás de ella había otra mujer, que tampoco la tuve en cuenta. No me sorprendí mucho porque digamos que esa mujer no me va ni me viene, así que la dejé pasar sin crítica alguna.
A los minutos, otra mujer atraviesa el pasillo. Esa si que no la vi venir. La misma palabra, pero con esa voz que había torturado toda mi infancia. "Permiso... ¡ay, pero que linda que está!" dijo y yo salté del sillón donde estaba. Me asomé a la puerta y la vi. Era mi maestra de educación física en la primaria. No lo podía creer. La saludé con una sonrisa falsa y un "hola" medio trucho también. En mi mente pasaban toda clase de preguntas como "¡¿Y esta qué mierda hace acá?!". También estuvo la infaltable frase de "Pedazo de hija de puta, como te fumé toda mi infancia. Eras flor de yegua y ahora te me haces la amiga en mi casa. ¡Forra!". Pero cuando pensé que la cosa no pudo haber sido peor, me detuve a mirar. Detrás del perchero, entretenido como perro con juguete nuevo, había un nene. "¡Una criatura en mi casa! ¿Y a éste quien lo trajo? Ehh... chicas, ¡acá hay un nene!" pensaba. Tuve que estar unos segundos para recalcular de dónde había salido ese nene, hasta que me di cuenta. ¡Y claro, de quién iba a ser! De la mujer esta de educación física.
¡No te digo yo! Si a mi me tocan todas... y esperá, porque eso no es todo todavía. Siguieron cayendo más y más mujeres: mi ex maestra de inglés y dos mujeres que ni me acordaba de su existencia, también estaban ahí.
Lo único que me alegró el día fue la madre de una amiga mía y la visita que tanto había estado esperando: ¡mi primer maestra! Esa mujer fue la que me alentó con la escritura. Cuando la abracé casi me largo a llorar. Y cuando la tuve ahí, sentada en mi comedor, tenía tantas preguntas para hacerle, tantas cosas para contarle, pero al final, no dije nada. No podía, estaba con sus amigas y no era el mejor momento que digamos.
Volviendo a lo desagradable, ya les advertí que eso no terminaba ahí. No, señores, sigue la bailanta.
El hijo de la señorita ya era bastante colado. Tenía la misma mala onda que su madre y se me quedaba mirando como si fuese un extraterrestre. Había traído un juego de mesa y no paraba de insistir con él, ni el nene, ni la madre. "-Quiero jugar al jueguito", decía el nene. "Y decile a las chicas si quieren jugar, dale, no seas tímido", le respondía la mujer. Yo me hacía la pelotuda como la mejor: miraba la tele, me iba a ver si mi mamá necesitaba ayuda con la cocina, iba a ver en qué andaban mis hermanas (que huyeron despavoridas a la computadora y se encerraron en la pieza por un rato y me dejaron al pibe a mi), entre otras cosas. Pero se ve que nadie era capaz de captar mis indirectas, y seguían insistiendo.
En una, yo me siento al lado del nene, porque era el único lugar disponible, y con tal de no ir a buscar otra silla, me sentaba al lado del pibe. Todo iba bien, estaba chusmeando lo que conversaban mi mamá y sus amigas, hasta que una vocecita interrumpe mi concentración en el chisme: "¿Querés jugar a mi juego?". Era el pibe. "¡Maldita sea mi vagancia que me impidió ir a buscar otra silla y sentarme lejos!", pienso ahora. Lo dudé, pero como siempre tuve problemas para decir que no, sonreí como maestra jardinera y dije "bueno dale, vamos al piso". ¡¿Para qué?! Me tuvo treinta y dos horas ahí sentada jugando a un jueguito pedorro. En una quise safarme y dije "Uh, me ganaste". El pibe, no es ningún boludo, así que me dijo "No, todavía no terminó el juego".
Otro rato más ahí, jugando al jueguito hasta que al fin dijo las palabras que tanto deseaba escuchar: "¿Te parece divertido este juego?". Yo le dije que si, pero que no había problema si dejábamos de jugar. Pensé que me contestaría que se había aburrido, pero en vez de eso insistió con seguir jugando.
Después de otros veinticinco minutos, me re cansé y le dije "Bueno ya está, me ganaste. No quiero jugar más." No se lo tomó a mal, pero me tuvo como mucamita ordenándole el juego. No me importó; con tal de salir de ahí, hacía cualquier cosa.
Lo que siguió de eso no fue interesante: charlas de mujeres, críticas a la farándula, revisión del pasado triste, comentarios nuevos sobre los hijos, comentarios sobre los cambios... en fin, como les dije, nada interesante para mi.
Pero como siempre dije, todos los días se aprende algo, y ese día no fue la excepción: aprendí que no tengo madera de madre, no aún. Vos dejame con las mascotas, y yo me las arreglo. Bueno... no tanto.
No me gusta mucho el café solo. Soy muy quisquillosa con ese tema. No me considero una gran fanática (para no decir adicta) como mi novio, pero asumo que me gusta un poco.
Al café por las mañanas lo asocio con un buen día, con optimismo. A veces veo imágenes de distintos cafés y realmente, me tientan. No se cómo será su gusto, pero digamos que verlos ahí, con mucha espuma y una pinta de estar exquisitos, dan ganas de tomarse aunque sea uno.
Igual, el café formó parte de mi vida desde que tengo memoria. Yo no puedo vivir si no tengo mis dos café con leche y azúcar diarios, porque así me eduqué toda mi vida. De mis desayunos y meriendas, siempre fueron los protagonistas. Es más, a veces cuando me levanto muy tarde, o simplemente no hay ganas de ponerse a cocinar algo, siempre está la opción de tomarse la leche o comer algo recalentado. Ya se imaginarán qué elijo yo...
Para ir resumiendo, les digo: un café bien hecho o una leche con café y azúcar, simplemente me enamora.

Me encantaría un día levantarme, levantar las persianas y ver el más bello sol alumbrando mi cara. Poner nada más ni nada menos que mi música, o porqué no, la radio que tanto adoro y empezar la mañana con un café bien hecho. Y aún despeinada y en pijama, asomarme a la ventana y tal vez tomar mi café ahí, contemplando la vista de un día perfecto.
Luego de eso, darme una buena ducha acompañada de unas buenas canciones mañaneras, y al terminar, vestirme, secarme un poco el pelo, y hacerme la trenza que cada tanto me hago para tener el pelo hecho una peluca viviente.
Continuar el día con unos escritos que reflejen mis sentimientos de ese momento y al finalizarlos, abrir mi programa de radio que, para esa altura, se emitiría todos los días a la misma hora y en el mismo lugar. Ahí diría mis reflexiones, me conectaría con gente que prácticamente ni conozco pero me gusta alegrarlas un poco, como siempre hice, y pasaría buena música que divulgaría mi estado de ánimo y seguro el de mucha gente más.
Después de un rato, más o menos tirando a las cinco de la tarde, cerraría la radio por un momento y me iría a visitar a mi gente: a mis viejos, mis hermanas, mis mejores amigas, y si aún sigue aguantándome, a mi novio. A este último me lo llevaría a mi casa, comeríamos unas buenas pizzas, miraríamos la tele un rato, y le insistiría con que se quedara a dormir. Y al día siguiente sería casi lo mismo, solo que quizás en vez de un café, tendría que preparar dos.
Ese sería el resumen de mi "día adulto" perfecto. Quisiera eso, de verdad. Quisiera ser independiente, conforme y feliz.
Detesto ese silencio que se produce en medio de la cena familiar. Detesto ese clima tenso, como si nadie se hablara con nadie desde hace años, como si nos odiásemos, como si no fuéramos nada.
Anoche me di cuenta de que algo andaba mal entre mamá y papá. "Tuvieron una pelea tonta anoche", pensaba mientras miraba de reojo hacia los costados y comía mi arroz con pollo con algo de incomodidad.
No se si habrá sido así, porque no pude averiguarlo, pero lo que si se es que si algún día llega a disolverse esto, no quiero estar ahí cuando suceda. No quiero estar presente cuando todo se caiga, se desmorone a pedazos. No creo poder soportarlo, si es que pasa.
Un día iba a recibir visitas en mi casa. Como siempre que esto sucede, mi mamá se puso a limpiar y ordenar la casa, y nos dio a mis hermanas y a mi la misma tarea. "Pasale un trapito a los muebles", "Barré tu pieza y pasá la aspiradora en la alfombra", "Ayudame con la ropa", son unas de las frases que más recuerdo ahora. Pero a eso se le suma que debemos bañarnos, vestirnos apropiadamente, peinarnos, y en mi caso, maquillarme. Como de costumbre, mis hermanas terminaron mucho antes que yo, que para variar di treinta mil vueltas, me cambié 200 veces de ropa y calzado, hasta que finalmente encontré algo. Por mi cabeza no me preocupé demasiado, ya que con un broche lo solucioné todo. Era la hora del maquillaje: rimmel, labial, delineador, mis tres elementos básicos. Los usé a los tres, pero unos minutos antes de que empezaran a caer las visitas, me miré por última vez al espejo. Me vi y me dije: "no, no hace falta tanto maquillaje", y me saqué el labial y el delineador. Sonreí al ver que sin ellos aún seguía siendo bonita...
Corramos. Corramos y no dejemos que nadie nos alcance. Huyamos de nuestros miedos, inseguridades, malos recuerdos. Corramos tan fuerte hasta que nuestros pies se cansen y nuestras respiraciones se agiten. Corramos hacia un lugar en donde solo podamos ser nosotros mismos...
Ella lo quiere, él la quiere. Ella lo ama, él la ama. Ella está emocionada, él está contento. Ella se siente algo tímida, él también, pero no lo demuestra. Ella se siente bien, él se siente bien también, pero tiene miedo. Ella le dice al oído "me sobran ganas". El lo piensa, pero no dice nada. Ella recuerda la música, él está concentrado. Ella pareciera viajar a un mundo donde no había estado nunca, ni siquiera en sus más alocados sueños. El sentía algo parecido. Estaban enamorados...
Todo se termina, todo... menos vos
¿Cómo es posible de que lo que es tan normal y cotidiano para los demás, sea algo tan imposible y lejano para mi? Empiezo a sospechar: o ellos tienen demasiada libertad, o yo soy un ave enjaulada. Creo que es un poco de ambos...
¿Sería mucho pedir de que despierte una mañana con tu camisa, voltee y estés vos a mi lado? Empiezo a creer que si, empiezo a creer que no...
Tu fuego más mi fuego me hacen olvidar el frío que sacude mi andar...
Que cosa humillante, pero a la vez gratificante, que leas mis poemas sabiendo a quién van dedicados. Que cosa irónica, pero a la vez con sentido, que me pidas que te cante, sabiendo que lo haría sin pensarlo dos veces. Que cosa estúpida, pero a la vez inteligente, que sintamos lo mismo, pero sea solo yo quien lo demuestre...
"Hoy tengo ganas de ti", dice la canción de Ricardo Montaner. Al mencionársela, él dice "tiene la posta esa canción". ¡Qué suerte! No era la única que lo sentía...
Un poquito de su amor basta para hacerme tocar las estrellas, sin necesidad de mover mis pies del suelo. Un poquito de sus besos son suficientes para hacerme sentir la más afortunada del Universo, sin necesidad de tener tierras, de tener dinero. Para mi la vida es simple, si la canción "Hoy tengo ganas de ti" sigue significando algo para él, tanto como para mi.
Si durmiera con vos, ya no necesitaría ni uno de los tres atrapasueños que tengo colgados por toda mi habitación. ¿Para qué? Si con vos solo basta, para que mis pesadillas se alejen y mi cabecita loca empiece a soñar historias bonitas...
Ámame ahora. Es una orden. Ámame, pero lentamente, para que así pueda disfrutar mejor tu sabor. Ámame, pero con cariño, para que así yo sepa cuánto es que me quieres. Ámame, pero ámame lo suficiente, para que así no tenga que extrañarte cuando te vayas. Ámame, pero sinceramente, para que así se sepa lo que sientes realmente. Ámame, pero hazlo ahora, para que después no digamos arrepentidos "¿por qué no lo hicimos cuando pudimos?"...
¡Que alguien le avise a la piba que mi novio ya tiene quien le diga lo lindo que se ve!


                             -Una novia celosa
Algunas veces los mejores amigos,


pueden llegar a ser algo más...
Detrás del maquillaje hay una mujer que probablemente haya llorado por las noches. Detrás de aquellas pestañas negras y alargadas, se esconden unos ojos que quizás puedan llevarte a lugares en los que nunca antes habías estado. Detrás de esos labios rosados hay una sonrisa que te alegrará la vida durante los próximos días. Detrás de aquella voz baja y penetrante, se esconden canciones que darían todo por salir a la luz para finalmente gritar sus sentimientos. Detrás de esa trenza bien peinada está el cabello que desearás acariciar durante las noches, para así no volver a sentirte solo otra vez. Detrás de aquel vestido color natural, se esconde la espalda pálida y pequeña en la que una vez que hayas apoyado tus manos, no querrás quitarlas nunca más de allí. Detrás del collar que le has regalado está el cuello que tanto querrás besar por las mañanas.
Muy pocas personas distinguen lo que hay detrás de las cosas cotidianas, sencillas, simples. Muy pocas personas llegan a ver lo especial en lo ordinario. Aquellas que lo hacen, alégrate, son las personas que más te aman.
Me encantaría que alguien me responda la siguiente pregunta: ¿tengo cara de "vení, usame y tirame"? porque pareciera que si. Todos hacen eso conmigo, o mejor dicho, la mayoría de las personas.
Vienen, me hablan lo más bien y a los tres segundos viene lo que mi mamá llama "el mangazo": "Che, ¿no me pasás tal cosa? ¿Cómo haces para hacer tal otra?". ¿Por qué todos me ven como una enciclopedia andante y no como una mujer como cualquier otra? ¡Hola! ¡Yo también soy humana, tengo sentimientos, sueños, pesadillas, miedos, inseguridades! ¿No se dan cuenta de que soy como ellos? Yo también tengo mis días malos, en los que quiero largarme a llorar, romper todo, gritar... también tengo mis días buenos, en los que soy la más alegre del mundo, cantando, molestando por diversión, riendo.
Pero como todas las cosas malas en la vida, esto también tiene el lado bueno: los que vean a la mujer y no al libro, son los que realmente lo valen.



                                             Me descargué. 
"Las chicas quieren sexo tanto como los chicos." 

                                                               - Rachel Berry
Ya era demasiado tiempo sin escribir sobre nosotros, así que busqué imágenes para inspirarme, y aquí estoy, sentada, aún en pijama, tratando de explicar lo que sucede en mi cabeza y mi corazón.
A veces siento que somos como las parejas de las películas, de las series norteamericanas, no se porqué. Tal vez sea porque siempre andamos juntos, felices, jugando, molestándonos... es como vivir la historia que siempre soñé.
Seamos sinceros, ¿quién no soñó con el típico amor de película? Todos alguna vez lo quisimos, pero muy pocas veces el sueño se cumple. Yo tengo la suerte de formar parte de es grupo pequeño que pueden decir orgullosos "si, yo tengo mi amor de película".
Si me preguntan cómo fue que pasó, no sabría que responder. A mi se me pasó todo tan rápido...
Algunos no apostaban a esto, pero aquí estamos, aún de pie. ¡Qué casualidad! ¡Como en las películas de amor!
Se me pasó un poco la hora, pero es mejor tarde que nunca.
Para mi no hace falta que exista un día en especial para hacerle saber a mi gente cuánto los amo. Creo que el cariño se demuestra todos los días que se presenta la oportunidad. Pero dado a que hace unas horas se celebró el día del amigo, acá va mi dedicatoria a todos aquellos que tanto adoro con el alma.
A lo largo de la vida nos vamos dando cuenta de que no todos los que alguna vez conocimos, van a quedarse por mucho tiempo. Algunos vienen, dejan su huella y luego se van. Otros vienen, pero en vez de irse, nos dan la oportunidad de empezar a construir juntos una historia que tal vez no tenga final. Hoy, por suerte puedo decir que tengo varios que aún no se han ido, y que dudo que algún día lo hagan. Me siento afortunada al ver a la cantidad de personas que están rodeadas de gente que creen que los ama, pero que al poco tiempo se dan cuenta de que no era como pensaban. Me siento afortunada, porque yo tengo amigos de verdad, de esos que no se reemplazan por nada ni nadie.
A veces veo que se arman fiestas con muchísima gente a la que creen llamar amigos. "No, lo que pasa es que yo tengo muchos amigos", es una de las frases más usadas. En la mayoría de los casos, no es verdad. No son amigos, sino que simplemente son gente con la que podés compartir cosas, pero que cuando todo se derrumba, desaparecen como por arte de magia. Una de las pocas razones por las que me gustan los momentos malos, es porque te muestran cómo es en realidad la gente. Te muestran a quienes deberías llamar "verdaderos amigos", y a quienes decirles "compañeros de un rato".
Y si, no tendré una docena de amigos con quienes salir de fiesta, pero prefiero tener unos pocos amigos que sean verdaderos, a tener muchísimos y que sean falsos.
A esos pocos, que son mucho. ¡Feliz día! 
Bueno, creo que es hora de terminar de ver vidas ajenas diciendo "¡qué suerte que tuvo esta mujer!" así puedo comenzar a escribir y mirar mi propia vida. ¿Quién no envidió alguna vez? El que dice que no, está mintiendo. Todos envidiamos algo por lo menos una vez en la vida, no importa si era algo tonto como un simple anillo, el color de ojos, de pelo, o hasta algo grande como un auto, una casa, o porqué no, la vida misma. La envidia, existe y la mayoría de las veces no es algo bueno. Puede llegar a convertirse en obsesión, hasta el punto en el que tu propia vida, se transforma en una copia casi exacta de la vida del otro.
Mi consejo del día, mi opinión, mi idea, es que dejemos de mirar al costado un ratito, y nos pongamos a mirar para adentro, para adelante. Quiero que por unos sencillos momentos, nos miremos a nosotros mismos y nos preguntemos "¿por qué estoy tan obsesionado con el otro? ¿Qué es lo que creo que me hace falta?".
Cuando comprendamos que todos somos diferentes, que no llevamos ni llevaremos la misma vida, ahí es cuando vamos a empezar a aceptarnos un poco más a nosotros mismos, a lo que nos rodea y nos toca vivir. Miremos más nuestras vidas y dejemos de mirar tanto la vida de los demás.


                                   "Todos debemos un día mirar para adentro,
                      para ver, hay que mirar." - No Te Va Gustar
A veces tengo temor, a veces vergüenza... 
¿Por qué será que todas estamos mejor una vez que nos alejamos de él? Se ve que nosotras no éramos el problema, no esta vez
¿Por qué no duran por siempre las caricias? ¿Por qué las sensaciones se van en cuanto tu cuerpo lo hace? ¿Por qué no puedo tenerte conmigo y que no te vayas nunca? ¿Por qué duelen tanto las despedidas? Porque no es lo mismo tener tu ropa sobre mi cama, que tenerte a vos a mi lado. Porque no es lo mismo sentir tu perfume, si siento tu ausencia. Porque no es lo mismo tener el recuerdo en mi mente, si no puedo volver a estar ahí. Porque a pesar de que siempre te tenga conmigo en mi corazón y en mis pensamientos, mi cuerpo te extraña, hasta el mismísimo punto de casi estallar en llanto.
¿Cuándo va a ser el día en el que las despedidas no existan entre nosotros? ¿Cuándo va a ser el día en el que tus besos sean mi primer acto del día? ¿Cuándo va a ser el día en el que si tengo frío por las noches, van a estar tus brazos para cubrirme? ¿Cuándo va a ser el día en el que en cada actividad diaria me encuentre con tu rostro?
Que alguien me diga cómo es posible que mi cuerpo, mi conciencia y yo te extrañemos tanto...
No olvido tu perfume mágico... 
Creo que no se comprendió lo mucho que me haces falta. Supongo que mis palabras parecieron tan simples, tan pobres, que no llegaron a expresar exactamente lo que realmente siento. 
Me parece que no se llegó a terminar la idea de cuánto te extraño. Me da la sensación de que no comprendiste que te quiero aquí, ya, ahora, conmigo
A esta altura está de más decir que te extraño. Está de más asumir que te pienso durante las noches, así como también está de más decirle al mundo cuánto te amo. Pero, sin embargo, sigo diciendo estas cosas y asumiendo muchas otras.
Es increíble como mi mundo se transforma con solo verte llegar. Es impresionante como tus caricias pueden hacerme tocar el cielo estando aún sobre la tierra.
Tus manos encajan a la perfección con las mías. Tu espalda pareciera hecha para recibir mis labios, así como pareciera que tus ojos poseían ese brillo desde siempre.
Todavía no me explico cómo llegaste a ser todas y cada una de las palabras que llenan los renglones de mis cuadernos, así como la mayoría de los escritos que publico acá. De un día a otro todo cambió, todo se dio vuelta y de la noche a la mañana desperté sabiéndolo. Sabiendo que te amaba y que eras la razón de todas mis sonrisas matutinas. Creo que terminé enamorándome de mi mejor amigo.
Tu vida transformó la mía, y eso es verdad...
Dejaste tu sonrisa en ella, y eso es verdad...
Nada nos deja más en soledad que la alegría, si se va...
"La alegría de algunos, fueron en el pasado, las lágrimas de otros." 


                                                         -Frase de mi autoría. Gracias viejos. Gracias familia
A veces me pregunto, ¿cómo las cosas que la gente considera "malas" pueden llegar a ser tan lindas y buenas? ¿Cómo lo que para algunos es sufrimiento, para otros es felicidad?  ¿Cómo es posible que, en algunos casos, las personas que tanto merecen, tienen tan poco?
Las personas son diferentes. No existen dos seres completamente iguales de pies a cabeza, solo parecidos. Los pensamientos pueden coincidir, pero lo que se siente, solo uno lo sabe. Las reflexiones se pueden compartir, pero cómo se vive, solo uno lo padece.
No puedo pretender que sean iguales que yo, pero si podrían entenderme.
"Gana". Según el diccionario, es el deseo o voluntad que se tiene de hacer alguna cosa. ¿Cosa? ¿Por qué "cosa? Entonces, ¿cómo llamo a lo que me pasa con respecto a alguien? Mi conciencia y yo cambiaríamos la definición a: deseo que se tiene de alguien. Si, creo que eso me pasa. Siento un deseo casi incontrolable hacia una persona. Es lo primero que se me vino a la mente cuando me desperté esta mañana. Todo empieza y todo acaba en él, en sus caricias, sus besos, sus palabras, sus ojos. Siento deseo de él. Tengo ganas de él, y creo que lo sabe.
Me sorprende muchísimo el miedo o paranoia que pueden llegar a sentir las personas por unas simples palabras. Me impresiona ese intento de escapar, de huir de aquello que les produce esa especie de temor. Creo que es temor a lo desconocido, cosa que es tan común en la mayoría de los seres vivos, o por lo menos en aquellos que poseen conciencia. Ese miedo, ese rechazo hacia lo que no conocemos y no queremos conocer por miedo a los cambios, a las consecuencias que pueden llegar a ocurrir si nos metemos de lleno en el asunto al que le temíamos.
Algunas palabras se dicen sin pensar, sin reflexionarlas lo suficiente y una vez que las dijimos, nos retractamos y decimos una frase completamente diferente. Pregunto yo, aquello que dijimos sin pensar, ¿era lo que realmente queríamos decir y no nos animábamos a confesar? Yo pienso que si...
Hay situaciones en las que no se si yo soy una tremenda hija de puta por no llorar, o simplemente una persona valiente. No sé. 
No voy a negar que adoro cantar. Es algo que, junto con la escritura y la actuación, libera mi alma. A pesar de eso, siempre canto para mi misma. Nunca le canté a nadie porque lo sentía. Pero tengo ganas.
Muchas veces pensé "¡qué lindo sería cantarle!", pero nunca lo hice. Hoy en día lo sigo pensando, pero no pasé del dicho al hecho. Supongo que algún día sacaré hacia el exterior mi alma completamente desnuda y me mostraré como soy, más que de costumbre.
Si me preguntaran qué parte del cuerpo es en la que más me fijo, contestaría que en los ojos. Sí, tengo una suave adicción y obsesión con ellos. Es lo primero que me fijo en las personas.
Me enamora aquel brillo que poseen. No importa de qué color sean, todos tienen ese brillo que los hace únicos e irreemplazables.
La mayoría adora los ojos verdes, o mayormente celestes, porque son poco comunes. Yo, como siempre voy en contra de los demás, me enamoro de los ojos marrones. Si, dirán que ese color de ojos es más común que el pan, pero a mi me siguen encantando. Es como si esos ojos fueran los únicos en los que puedo detectar aquel brillo que tanto amo de una manera tan fácil...
Nada se compara con mirar los ojos de la gente que amas. Son como una ventana a un nuevo mundo, en donde se detectan todas las sensaciones. Es algo bellísimo, pero más bello es observar esa especie de ventana y dentro de ellas encontrar tu reflejo. Ahí es cuando te das cuenta de que estás vos y solo vos, sin nadie más alrededor, simplemente la persona dueña de esos bellos ojos y tu reflejo en ellos.
¿Nunca recordaron algo en el momento menos apropiado? ¿Nunca les volvió a la mente lo que creían ya olvidado? No se a ustedes, pero a mi si.
Estuve triste, llorando de a ratos desde las nueve de la noche, hasta las primeras horas de la madrugada. No podía creerlo, no quería creerlo. ¿Cómo era posible, si ya lo había superado? Ya habían pasado meses desde la crisis. Ya no lloraba al ver la serie de Mariska, ya no me pasaba hasta la madrugada repitiéndome la misma pregunta entre lágrimas, ya no escribía sobre el rencor y la confusión que me había dejado aquel episodio. Estaba feliz desde hacía ya rato, pero es impresionante como una simple frase puede destrozarte por completo, como si fuese un fuerte viento, llevándote unos cuantos casilleros atrás. De estar sonriente todos los días, pasé a esconderme para llorar, nuevamente. Cuando me quise dar cuenta, me encontré llorando a carcajadas sin poder parar, sentada en un rincón del suelo y con la puerta cerrada, buscando un hombro en donde reposar mi llanto, pero para variar, no había nadie más que mi conciencia y yo.
Sin embargo, hoy descubrí algo nuevo. Comprendí que las cosas no se olvidan ni se superan, simplemente se aprende a vivir con ellas. Cuando él me dijo eso, tardé unos segundos en analizarlo, en entender el verdadero significado. Tenía razón. Nunca lo había superado, nunca lo había olvidado, solo lo llevaba conmigo, pero ya no me molestaba tanto como antes. Que algo te haga volver la mirada hacia atrás y encontrarte con el asunto, no significa que hayas vuelto a caer, sino que simplemente algo te golpeó el hombro y te hizo voltear para ver qué era.  Hoy lo entendí perfectamente. Que me haya pasado lo que me pasó con alguien anterior, no significa que me pasará lo mismo con él. Yo se que las etapas, son lo único que quizás se superan. Hoy me recuerdo a mi misma, esa frase que tantas veces anteriores me repetí para acabar con mi llanto: esto también pasará.
Todos dicen que nos vemos tan tiernos juntos, que somos la pareja perfecta, que tenemos que estar juntos el resto de nuestras vidas. Yo no puedo prometerte nada, pero me encantaría que supieras que por tantas veces que nos han repetido esas típicas frases, yo llegué a creérmelas. ¿Juntos por el resto de nuestras vidas? No se qué dirá el tiempo, pero yo digo que si quiero...
No quiero arruinar la publicación con mis cursilerías; la imagen habla por si sola. Yo se que a él le parecerá familiar...
Te extraño y de repente te encuentro. Estás en las series de amor, en las novelas de la tarde, en las películas de los domingos... estás en cada canción de amor, ya sea en inglés o en español. Te encuentro en las anotaciones de mis cuadernos, en cada fecha que recuerdo, en cada beso que guardo.
Al pensar en todo esto, creo que estás conmigo, pero al abrir los ojos y mirar hacia mi lado derecho, donde solías estar, no todo es verdadero. Me encuentro sola, creyendo tenerte, creyendo oír tu voz, sentir tus caricias y tu calor. No entro en depresión, porque se que por lo menos puedo sentirte, a través de los recuerdos que con tanto cariño fuimos construyendo, y permitiste que me los quedara, junto con tu camisa que ahora reposa sobre mi cama...
Una chica y su cuaderno. Un chico y su guitarra. La chica tímida y algo correcta. El chico divertido y arriesgado. Hay dos hipótesis sobre lo que se piensa al leer esto: mis conocidos, piensan en mi y mi historia, los demás, en Austin & Ally, que es casi lo mismo.
Yo soy tan Ally, él es tan Austin...

Ally Dawson, de quince años, es una escritora de nacimiento. Desde comienzos de su infancia, le interesó la escritura.
Es tímida y muy pocas veces deja que alguien husmee su cuaderno. Lo lleva a todas partes, y cuando se le ocurre algo, trata de repetirlo en su cabeza, no dejarlo ir, hasta poder anotarlo.
También es fanática del canto, pero si tiene que cantar, se esconde en su "cuarto de música". Su timidez le impide subirse a un escenario, ya que le tiene pánico.
Cierto día, descubre que un chico llamado Austin Moon le roba una de sus canciones escritas, le pone música, realiza un video y lo sube a Internet.
En cuanto a su personalidad, todos dicen que es tierna, buena, amistosa, amorosa y dulce. Ella no puede romper las reglas, necesita que ciertas cosas no pierdan su linea.
Es muy diferente a todas las adolescentes. Se viste de forma algo antigua, las cosas que las demás consideran divertidas, a ella le producen un poco de repugnancia e inmadurez. Creció con la idea del verdadero amor y todas esas cosas, lo que explica su gran admiración a las canciones románticas y las poesías.
No le agrada bailar, ya que no puede, y lo poco que llega a moverse, lo hace de una manera desastrosa. Una vez, Austin intentó enseñarle, pero no les fue muy bien. Austin terminó con una pierna quebrada.
Tiene una manía algo extraña: cuando está nerviosa, muerde su cabello.
Admite no tener mucha vida social. Todos siempre la vieron como la típica "nerd", y por ser diferente, solo las personas que la valoran están en su entorno. Entre ellas, está su mejor amiga Trish, quien la conoce desde que son pequeñas. Luego llegaron Austin y Dez, el mejor amigo de Austin.
Es la considerada "aburrida" del grupo muchas veces. No puede evitar amar la literatura, y si tiene que escribir algo, siempre se le va la mano y tiene que poner algo tierno, romántico y cursi.
En su infancia, si ídola era la señorita Suzy, su maestra. Siempre le mostraba sus escritos, y si para ella estaba bien, para Ally era como alcanzar la gloria. Uno de sus más grandes deseos siempre fue obtener una especie de aprobación de su parte.


Austin Moon es un guitarrista de quince años, quien siempre soñó con tener fama con su música. Es todo lo opuesto a Ally. Él no tiene miedo, es divertido, arriesgado y tiene más vida social que ella. Su mejor amigo es Dez, quien lo conoce desde siempre.
Austin conoce a Ally cuando hurta una de sus canciones escritas para subirse a la fama. Luego de discutir con ella, ambos se dan cuenta de lo que estaba pasando: ella es una escritora/compositora que necesita música para sus letras, él es un músico que no sabe expresarse demasiado con las palabras. Entonces deciden unir lo que tienen, para ver si podrían llegar alto.
Finalmente descubren que podían hacerlo. Se consideran socios, y hasta comparten a sus mejores amigos. Trish se convierte en la representante de Austin, Dez graba sus videos, Ally escribe sus canciones, y Austin las canta y toca con su guitarra. Los cuatro forman un vínculo que va más allá de los negocios musicales; se vuelven muy unidos.
En cuanto a su personalidad, se puede decir que le gusta hacer cosas consideradas "rebeldes", como romper las reglas, colorear fuera de las líneas (¡oh, que malote!) y hurtar helado.
Aunque se muestre a veces como una especie de chico malo, es tierno, gentil y adorable. Sigo insistiendo que es todo lo opuesto a Ally, pero sin embargo se llevan muy bien. Ciertas veces se pelearon, pero al rato se volvieron a arreglar.
Austin tiene una obsesión con saber qué escribe Ally en su cuaderno. No puede resistir las ganas de husmearlo. Un día, Ally lo pierde, y Austin lo encuentra. Su conciencia le dice que si lo lea, pero al mismo tiempo que no. Finalmente, decide abrirlo.
Encuentra algo que no le agrada mucho: Ally confiesa su amor hacia un chico con las mismas características de Austin. Dez lo lee, y juntos llegan a la conclusión de que, para ellos, ese chico es indudablemente, Austin. Durante todo ese día, Austin trata de alejarse de Ally, porque no quiere que su amistad se convierta en amor.
Al final del capítulo, Ally descubre que Austin había leído su cuaderno, y lo reta por eso. Pero le aclara que "su chico", no es él, sino que uno que trabaja en el mismo lugar que ella.
De todos modos, en mi opinión, yo se que terminarán juntos.

Austin & Ally como dupla funcionan perfectamente. Ella escribe, el rockea y juntos suenan genial. A pesar de sus diferencias, se puede decir que son mejores amigos.
Él siempre está para ella, y ella lo mismo con él.
Su relación "amor y casi odio" es algo tierna y divertida. Se tratan como si fuesen hermanos, mejores amigos, pero sigo insistiendo que serán novios.
Son el dúo perfecto, tanto laboral como sentimentalmente.



¿Coincidencia? No lo creo.