People change, feelings change. It doesn't mean that the love once shared wasn't true and real. It simply just means that sometimes when people grow, they grow apart.
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Escritora desde que aprendí a posar el lápiz sobre el papel. Completamente indecisa. Poseedora de una mente peligrosamente abierta. Inteligente, con un ego filoso y un humor ácido. Todos los días intento ser una mejor versión de mí misma.

Iceberg


Harta. Intolerante. Cansada. Egoísta. Gruñona. Indecisa. Insensible. Solitaria. Infeliz de a ratos. Aburrida. Rutinaria. Éstos son algunos de los adjetivos que posiblemente lleguen a describir mi persona durante los últimos días. Estoy fría. Si, sigo en estado de freezer todavía. Soy un puto iceberg en el medio del camino del Titanic: interrumpo el amor, lo destrozo, lo aparto, y no dejo que vuelva a ser lo mismo que antes. Fuerte, ¿no?. Bueno, así estoy. Cualquiera que se me acerca con alguna intención que antes me parecía maravillosa, lo rechazo porque lo que era maravilloso se convirtió en una especie de extraño fastidio que detesto pero necesito y en el fondo, quiero. Me convertí en esa típica mina que va caminando con cara de orto a todos lados y que lo único que quiere y necesita es que sus auriculares llenen su cerebro con notas fuertes y significantes. Todo me enoja, todo me pone de mal humor. Todo me hace gruñir como si tuviese 300 años y estuviese harta de vivir. Lo único que quiero es quedarme en un lugar donde me sienta como en mi hogar, pero al mismo tiempo no quiero pisar el suelo de mi casa. Necesito un abrazo, pero cuando me lo dan no hago más que apartar esos brazos de mi cuerpo. Quiero sensaciones extraterrestres, pero cuando se presenta la oportunidad de llevarlas a cabo pongo una mala cara que aleja a las posibilidades de sentir. ¿Se entiende lo que me pasa? Es decir, ¿qué mierda está pasando en mi interior? Siempre dije y pensé que era una especie de Grinch, pero esta vez se me congeló el corazón. Sí, eso es: tengo el corazón congelado. Me vendría bien una luz solar que me derrita, otra vez. Me vendría genial sentir ese esfuerzo por querer que vuelva a ser lo que era. Me vendría realmente bien que en vez de apartarse por mi frialdad, haga el intento hasta el cansancio de descongelarme. Me vendría verdaderamente genial que me conquistara otra vez. Me vendría demasiado bien sentir que le importo, que me siente hasta en el fondo de sus entrañas. Me vendría excelente que alguna fuerza extraterrestre o sobrenatural viniera y me devolviera lo que antes fue mío: esas ganas de amar como solo yo sé manipularlas.


Pensamientos | via Facebook

Esto. Simplemente, esto. Los pensamientos, éso es lo que me pasa a mi. Pienso demasiado, sobre las cosas que pasan y sobre las que jamás pasarían. Me pierdo, me enredo en ellos y me confundo. Hago, y digo idioteces, o simplemente, no hago nada: permanezco quieta, inmóvil, como la mujer de la fotografía de arriba; fría, tan fría que hasta parezco incapaz de sentir. Me siento vil. ¿Lo seré realmente? Siempre pensé que era una persona algo malvada, pero jamás pensé que se me iría tanto la mano. Hago el desprecio sin siquiera ser consciente de ello. Es decir, no lo hago a propósito, es que, sencillamente, no me doy cuenta. ¿Me hará eso más humana, menos malvada y un poco más buena?
Hoy hice algo que siempre dije que jamás haría. ¿La razón? No la sé. Quizás despecho, quizás idiotez. Quizás solo actué por instinto. O quizás, y es la respuesta más cercana a la realidad que se me ocurre, lo hice porque estaba vacía y quería sentir por lo menos algo que no se asemeje a la nada.  Algo que me recordara que seguía siendo una persona, un ser humano con la capacidad de sentir lo que el exterior le está brindando.

Haciendo un punto y aparte, quisiera expresar lo que realmente quiero: volver a sonreír. Pero no a hacerlo con unas ganas mínimas y por un par de segundos, sino que quiero sonreír de verdad. Quiero levantarme y decir "tengo todo lo que siempre había deseado, y por eso voy a sonreír". Y así todos los días. Quiero reirme, imitar gente que admiro de la televisión, pasear, gritar, cantar sin miedo a equivocarme. Quiero volver a ver que tengo motivos de sobra para ser feliz y saber aprovecharlos para no dejar de sonreír nunca. Quiero que no decaiga, ¿puede ser?

Monchele is FOREVER

No puedo creerlo. Estaban planeando una boda, y de repente, se encuentran planeando un funeral. 
No hace falta decir que esa pareja era (y lo seguirá siendo) mi ideal. Es decir, los veía en la ficción, los veía en la vida real y nos encontraba a nosotros; podía vernos reflejados en ellos como si fuese una especie de espejo. 
Simplemente, no puedo evitar ponerme así, triste, melancólica. Estoy que me tiemblan hasta los pensamientos. ¡Y es que me parece tan irreal! Había esperado que fuera una de esas estúpidas bromas que suelen hacer los sin cerebro por las redes sociales, pero se me fueron las esperanzas con la llegada de las confirmaciones de las fuentes más confiables. 
No puedo llorar. Aún no me animo. Y es que quiero creer que esto es una mentira, que pronto saldrá Lea a desmentir toda esta tragedia y que los seguiremos viendo juntos por las calles, tomándose de las manos. 
Hasta siempre, Cory Monteith. Hasta siempre, Finn Hudson. Vamos a extrañarte...

Una caricia en el océano


Éso fue lo que sentí al estar allí. Estaba calma, serena, tranquila, como el mar en una noche estrellada y sin viento.
Dejábamos salir lo que tanto trabajo nos había costado. Estábamos concentrados, pero a la vez perdidos. Perdidos en el sonido, en las sensaciones, en el tiempo, en las emociones. Yo, por mi parte, estaba con la mirada fija hacia
el frente, como se debe estar en todas las situaciones de la vida, o por lo menos en la mayoría. No la perdía de vista. Ella nos dijo "nadie deja de mirarme". Y yo así lo hice; aunque admito que en algún que otro momento mis ojos se desviaron para los costados, buscándolos, buscándote, buscándola.
Me sentía de película, expresión que suelo usar muy a menudo pero que no experimentaba tanto como antes. En mi canción favorita, la que nosotros apodamos "la francesa", me creí lo mejor de lo mejor. No sé si verdaderamente lo era, pero yo pensaba que sí. La sentí con todo, la aprecié, la admiré y me quise. La disfruté. Ésa es la palabra correcta: disfrutar.  ¡Fue una lástima que se haya terminado tan pronto! Sentí que se pasó muy rápido, que se desvaneció en el tiempo y espacio como la fina línea que dibuja el avión cada vez que continúa volando.
No pude ser profesional. Tuve unos pequeños errores, como conversar sobre los nervios con mi compañera de al lado cada vez que terminaba una canción, como mirar hacia el público y desconcentrarme, y quizás algunos otros. ¡Y es que no era el momento! Sentí que el profesionalismo que me había prometido se había ido corriendo, dejando a la niña feliz que soy todo el trabajo, todo lo que hacer sobre el escenario.  Sin embargo, las cosas salieron bastante bien y no puedo aguantar para volver a hacerlo de nuevo.
Durante esos minutos sentí con los labios, con la mirada, con el olfato, con el tacto, con el oído, con la memoria, con todos los sentidos existentes e inventados. Sentí una caricia en el océano, y ese océano, era yo, y esa caricia, eran los sentimientos cantados.


"Vire au vent tournoie déploie tes ailes 
Dans l'aube grise du levant 
Trouve un chemin vers l'arc-en-ciel 
Se découvrira le printemps "

Carta de amor


Estoy volviendo a sonreír. No sé por qué, pero siento que me haces cada vez más feliz. Es inevitable no sonreír cuando me miras, cuando me tocas, cuando te acercas a mí, cuando me besas. Es inevitable no amarte tanto. No sé. Quizás esté muy dulzona últimamente. O muy rara. O demasiado extremista, exagerada. Y la razón es porque me desbordo. ¡Vaya Dios a saber de qué!
Este último tiempo me rebalsa cualquier cosa, me derrite hasta el más pequeño rayo de sol, me deshace hasta la más mínima gota. Este último tiempo, te estás convirtiendo en una fuerte debilidad, algo que no puedo quebrar, que no puedo ignorar. Aún no logro superarte. Tu mirada me vuelve débil, tus caricias me transforman y tus besos -la gran mayoría- me hacen volar. ¿Querré superarte? Yo creo que no. Seguís siendo la más exquisita -sí, reite- de las prohibiciones. Sos como ese chocolate que no puedo comer, pero que a la vez me hace tan bien cuando lo siento en mi boca. Sí, un ejemplo demasiado empalagoso y además, desubicado, porque no tiene que ver con el tema. Entendeme, estoy en rehabilitación de chocolate, tengo abstinencia.
¿Por qué estoy escribiendo esto? Se supone que debería presentar una publicación seria y llena de sentimientos expresados de manera indirecta. Sin embargo, estoy haciendo una especie de dedicatoria personal que explota de sentimientos dichos bien directamente. Y no sé por qué. Me confundís, me das vuelta la cabeza hasta enloquecerme por completo. Con solo sentir tu respiración en mi espalda haces que todo vibre, se transforme, cambie. Y ni hablar cuando me miras, ese momento en el que siento que me escapé por el túnel del tiempo hacia un lugar extraño y maravilloso...

Quiero volver a sentirme desfallecer en tus brazos y que me hagas sentir que no es cierto. Quiero que tu mirada vuelva a quitarme el sueño.

Expectativas para las vacaciones de invierno


Una idea loca ronda por mi cabeza: viajar. Irme a un lugar donde pueda despejarme, leer libros a la luz del fuego mientras tomo la merienda, donde pueda escribir en paz, tranquila. Me gustaría ir a una especie de campo, un pueblito, donde las personas te reciben con amabilidad y que cuando te vas, te pasan sus teléfonos para que continúen en contacto porque sabes que aún a la distancia seguirán siendo buenos amigos. Pero no me gustaría ir sola. O quizás sí.
Sea como sea, sola o acompañada, quisiera que mi meta sea la misma: renovarme. Quisiera ir en estas vacaciones a un lugar nuevo, sacar miles de fotos, sonreír, gritar, charlar (con alguien o también conmigo misma). Quisiera volver a sentirme de película. Últimamente no me he sentido así. Y lo extraño. Extraño esa sensación de felicidad casi completa, de sonrisa blanca destellando gracias a la luz del sol. Este último tiempito estuve más en la realidad que en la fantasía: no leí demasiado, obtuve golpes de varios lados, había abandonado mi proyecto de escritura y recién ayer, después de unos largos meses, volví a retomarlo...
Quisiera ver a todos los que quiero felices, sonrientes. Quisiera que las desgracias dejaran de ocurrir para aquellos que no se la merecen. Me gustaría que las cosas volvieran a ser como en unos meses atrás, en las que todos esperábamos con ansia una nueva vida, o en las que podíamos visitarnos más seguido, o en las que casi nadie peleaba con nadie y las cosas se encontraban neutras. Quizás algún día todo se mejore. Aún tengo esa esperanza.
Volviendo a mis "vacaciones ideales" debo decir que no serán como las estoy pensando. Ni siquiera se acercan a la realidad. La verdad es que pasaré estos quince días de consultorio en consultorio: por mis hermanas, por mi mamá, por mí. Comienzan los chequeos de los ojos, de la parte ginecológica y bla bla bla. Pero quizás pueda disfrutar haciendo otras cosas. Posiblemente me dedique de nuevo al proyecto que mencioné anteriormente. Posiblemente continúe leyendo todos los libros que empecé y dejé por la mitad (algunos ni siquiera llegan a la mitad). Posiblemente siga escribiendo poesía. Posiblemente siga mandándome correos con gente que, en el fondo, es tan apasionada como yo. No sé. En fin, quiero dar un giro en mi vida y ponerme las pilas para hacer de mi entorno un espacio mejor. Quiero ser mejor persona. ¿Se podrá?