People change, feelings change. It doesn't mean that the love once shared wasn't true and real. It simply just means that sometimes when people grow, they grow apart.
Mi foto
Escritora desde que aprendí a posar el lápiz sobre el papel. Completamente indecisa. Poseedora de una mente peligrosamente abierta. Inteligente, con un ego filoso y un humor ácido. Todos los días intento ser una mejor versión de mí misma.

Sentimientos. Responsabilidad. Arriesgarse. Actuar.

Decir "te amo" es una gran responsabilidad. ¿Alguna vez te preguntaste por qué le decís esas dos palabras mágicas a ciertas personas y a otras no? A veces esas palabras se sienten desde lo más profundo del alma y por ese motivo son dichas con tanta intensidad. Otras, no se sienten en absoluto pero se dicen igual, sonando frías, insípidas, irreales. A veces quizás no se dicen por miedo. Por miedo a la supuesta pureza del sentimiento, por miedo a la respuesta, a la reacción que esa confesión pueda generar. En otras ocasiones, no decimos "te amo" porque no podemos. Así es: no podemos. Quizás porque no nos nace, porque no lo sentimos realmente, o porque si lo sentimos, lo sentimos de verdad pero simplemente nos avergüenza confesarlo. Algunas personas dicen "te quiero" en vez de "te amo", pero lo expresan tan dulcemente que uno puede ver qué es lo que realmente siente, lo que realmente quieren decirte. Porque hay mil maneras de decir "te amo", de demostrar amor. Una carta, una flor inesperada, una mirada, una caricia, un beso (en la mejilla, en la boca, en la frente, en las manos...) También hay amor en una canción, en un recuerdo, en una sonrisa. Hay amor en las palabras de aliento, en el acto de acompañar sin más, sin importar lo que pase o haya pasado. Hay amor en las promesas, más allá de la seriedad o relevancia que éstas tengan. Hay amor en un "¡Cuidate!", en un "Avisame cuando llegás", en un "¿Cómo te sentís realmente?". Hay amor en un abrazo. Hay amor en el acto de decir la verdad, y también en el de ocultarla (aunque no esté siempre bien, a veces lo mueve a uno el hecho de no lastimar, de cuidar). Hay amor en la preocupación por el otro. Hay amor en un "mejorate", en un "quiero que estés bien". Hay amor en una despedida, y también en una bienvenida. Hay amor en un intervalo, en un "nos volveremos a encontrar". Hay amor en el silencio, porque a veces no hace falta decir nada sino simplemente hacer para demostrar.

Hay muchas maneras de demostrar amor, así como hay diversas intensidades con la cual uno puede sentir y vivir ese amor. Pero yo creo que todas las intensidades y las maneras en la que uno lo expresa, son válidas. A pesar de la discordia que pueda surgir porque las intensidades no sean las mismas, creo que es el hecho de sentir ese amor el que cuenta. Porque el amor puede ser distinto, diferente, pero es amor al fin y al cabo. Y no hablo solamente del amor de pareja ( porque ¿cuántas personas que se aman no están juntas?) sino del amor en todas las relaciones de la vida. Amor hacia una madre, hacia un hermano o hermana, hacia un abuelo, una abuela, hacia un padre, un hijo, una hija, o cualquier familiar que pueda llegar a ser, más allá del lazo sanguíneo. Amor hacia un amigo, una amiga, un compañero. Amor hacia una mascota, o hacia alguna actividad que nos apasiona hacer. Amor hacia un objeto que nos hace recordar. Amor hacia el recuerdo de alguien que ya no está...

Hay miles y miles de maneras de sentir y demostrar el amor, así como hay infinidad de destinatarios a los que uno puede dirigir ese amor. Lo que realmente importa es sentirlo y hacer algo al respecto de eso, algo que nos haga bien, que nos deje dormir con la conciencia tranquila cuando apoyamos la cabeza sobre la almohada. No importa si nos equivocamos, porque errar es humano, lo que interesa es el haber hecho algo con lo que uno siente. Lo que importa es al menos poder decir que lo hemos intentado, aunque hayamos perdido más de lo que pretendíamos ganar. Porque creo que es mil veces mejor el haberse arriesgado, el haber amado, y haber perdido todas las batallas, que arrepentirse de por vida por no haber hecho nada más que quedarse sentado con lágrimas en los ojos preguntándose por qué no se hizo lo que se debía haber hecho en su momento. Es mejor actuar, arriesgarse y ya aunque la apuesta sea muy alta. Porque la duda lastima, carcome la conciencia, y no hay peor castigo que el que uno se impone a sí mismo.