People change, feelings change. It doesn't mean that the love once shared wasn't true and real. It simply just means that sometimes when people grow, they grow apart.
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Escritora desde que aprendí a posar el lápiz sobre el papel. Completamente indecisa. Poseedora de una mente peligrosamente abierta. Inteligente, con un ego filoso y un humor ácido. Todos los días intento ser una mejor versión de mí misma.

Expresando una pasión



Canto para mi. Canto para ella. Canto por vos. Canto por nosotros. Canto, con esfuerzo. Canto, con sentimiento. Canto haciendo fuerza, tratando de que las lágrimas no hagan titubear mi voz. Canto, para que mis recuerdos no tengan que pasar por mi mente sin nada, completamente solos. Canto pensándote, pensándome, pensándonos. Canto, y es como si todo fuera posible. Canto, y me siento única, talentosa, invencible. Canto y, al hacerlo, me siento parte de algo maravilloso e irreemplazable. Canto para el futuro, para el presente y, ¿por qué no? también para el pasado.
Canto con los ojos abiertos y la boca cerrada. Canto con los ojos cerrados y la boca bien abierta. Canto parada, canto sentada. Canto encorvada, canto derecha. Canto adentro y también afuera. Canto actuando, como si estuviese luciendo el mejor de mis vestidos, el más deslumbrante maquillaje, sobre el más arreglado escenario, cuando en realidad, estoy en pijama, sin maquillar y en el piso de mi habitación, de mi cocina. Canto con todas mis fuerzas, sean ya las de la garganta, las del cuerpo, las del alma. Canto, y nada más existe. Canto y, automáticamente, entro en un mundo propio, donde soy quien quiera ser y nadie me juzga por ello. Canto lo que pienso, lo que digo, lo que siento. Sea como sea, sea donde sea, sea con quien sea, yo canto.
I wanna be pretty. 

No importa cómo me vea, cómo me peine, cómo me maquille, cómo me vista. Sea como sea, nunca logro verme completamente bonita.
No sé si mi espejo está programado para distorsionar las cosas, o si mis ojos simplemente tienen la capacidad de hacerme ver fea.
Todas las demás mujeres son perfectas a mis ojos. Su cabello, su rostro, su sonrisa, su mirada. Todo parece ser espléndido cuando se trata de otras que no sea yo. Pero todo cambia al verme al espejo. Sin ninguna otra mujer a mi alrededor, me siento tan segura de mi misma, tan hermosa...Pero al salir a la realidad, me siento pequeña devuelta, insignificante, tan poca cosa.
Supongo que tendré que salir a la calle con los ojos vendados y desvendármelos cuando esté ya en casa.

Sábado en Utopía


"Esta noche es desesperante. Siento que estoy durmiendo con el recuerdo. Quiero creer que estoy durmiendo con él, pero parece imposible.
Un grito se atascó en mi garganta, o eso parece. Y me duele. Me duele tanto que hasta me hace llorar. Y tozo. Y sufro.
Aprieto con fuerza la almohada y hundo mi cabeza en ella. ¿Acaso es tu pecho sobre el que descansa mi cabello negro? Por supuesto que no. Es solo una fantasía, tonta e imposible de conceder.
El dolor parece desaparecer, o por lo menos calmarse. Mi alma se siente más tranquila, aligerada, puedo percibirlo. Entonces respiro. Pongo mi mano en mi pecho y cierro los ojos. Y es ahora, ya vacía y con la mirada cansada, cuando me recuesto consciente y calma, logrando por fin separar la especie de utopía que originé en mí, de la realidad absolutamente desgarradora. Así vive una escritora la ausencia del personaje crucial de su obra: él. "

Entre paréntesis y lluvia


Ya finalizado el día diecinueve, puedo decir con total seguridad que hoy fue un gran día. Cumplí mis objetivos (la gran mayoría), no hubo peleas, ni gritos, ni malos entendidos. Y, además, una pequeña amiga de la familia volvió del exterior a visitarnos. (Confieso que ya te extrañábamos, dicho sea de paso.)
Fue un día feo, "meteorológicamente" hablando. En cuanto me levanté, esperando encontrar un hermoso día de verano esperando mi despertar, mis expectativas se destrozaron como cristal contra el suelo. Estaba lloviendo y la temperatura era casi diez veces menor de la que estuvo haciendo los últimos días. Pero de todos modos, no me desanimé.
Se puede decir que todo lo que hice hoy, lo hice con ganas. (Bueno, a excepción de lavar los platos.) ¡Hasta comí con ganas! Quería decirlo...porque hoy, fui por veinticuatro horas feliz.

Una extraña despedida. Eso es lo que fue.
Mi mano apretaba con fuerza la tuya, a modo de expresar mi disgusto por tener que alejarme aunque sea por unos seis días. Me hablabas. En voz baja, y al oído. Endulzaste mi presente en aquel entonces, pero salaste mi futuro diciéndome el plazo que debería soportar sin verte. ¿Es posible que unos miserables seis días signifiquen una eternidad?
Anoche me costó dormir. Me enrosqué en mí misma. Me enrosqué en tu recuerdo, tal como lo hago ahora para escribir estas lineas. ¡Dios, realmente no quería soltarte!
Endúlzame los oídos otra vez, por favor...

Ocupó su tiempo en tonterías. Organizó sus quehaceres, limpió sus libros, escuchó las canciones de la lista. Entretuvo sus manos entre papeles dibujados, entre letras de teclados. Mantuvo su cara limpia, libre de maquillaje. Intentó sostener su voz en las notas más altas...
Trató de secar sus ojos, que estaban desbordando lo que el alma ya no soportaba. También miró una película, desde el final hasta el principio. "Por lo menos así siento que se puede volver hacia atrás", se dijo a si misma en voz alta.
Cambiar es duro, debió haberlo sabido...

Texto irracional del día de San Valentín


Él. En pocas palabras, él y solo él. Aquel al que miro de manera extraña, con amor, con crueldad, con deseo. Aquel al que beso con cuidado, con pasión, a veces con locura. Aquel al que abrazo por necesidad, por amor, por tristeza. Ése, también es él.
Él. Él, él, y siempre él. Se cruza en mis sueños, forma parte de mis fantasías, habita en mis cuadernos, comenta en mis escritos. ¿Es que acaso todo se le permite a él?
Flota en mi canto, se escapa en mis suspiros, existe en mis libros. ¿Es que acaso en todo está él?
Lo oigo en canciones ajenas, lo leo en  poemas propios, lo siento en películas absurdas...
Él, músico. Yo, escritora. Él, a veces despreocupado. Yo, a veces maleducada. Él, yo...nosotros.
Nosotros juntos. Nosotros separados. Nosotros iguales. Nosotros distintos. Sea como sea, siempre seremos nosotros. Sea como sea, él siempre será mi inspiración. Sea como sea, yo siempre estaré en su recuerdo. Sea como sea, seremos la debilidad, uno del otro.
Todo me gusta de él. Hasta las cosas que más odio de él, me siguen gustando en el fondo. Es irracional, ilógico, ¿verdad? Y es que así son las cosas a su lado. Nada tiene sentido. Nada parece demasiado serio, demasiado preocupante. La razón se esfuma de a ratos bastante largos. La lógica, casi siempre se ausenta. Solo encuentra lugar el amor, los sueños, la fantasía. Solo se ve nuestro mundo, aquel lugar extraño, que es impenetrable para los demás, pero tan propio para nosotros...
Nunca antes había estado en una situación así. Este amor de comedia, de película, de serie, yo jamás lo había vivido. Hasta las cosas que hago son parte de la lista "cosas que jamás pensé que haría". Hay partes de mí que ni yo misma conozco, pero que él se sabe de memoria. ¿Cómo es eso posible?
Él no es el hombre perfecto. Pero si es el hombre perfecto para mí.
Nuestra combinación es la más perfecta de las mezclas que el destino pudo hacer...

El reencuentro


Hola imágenes de Marilyn Monroe. Hola fotografías de Britney Spears. Hola música sin sentido. Hola documentos. Hola E.D. ¡Hola de nuevo!
Esta historia tiene un final feliz. Mi computadora está en mis manos devuelta, ¡sana y salva! Mi novela está intacta. Mis fotografías aún viven. Mi música puede seguir sonando.
No pensé que la tendría en mis manos tan pronto. Ahora solo tengo que ajustar un par de cosas, y quedará como nueva.
Nota mental del día: uno no sabe valorar lo que tiene, hasta que lo pierde.  ¡A valorar las cosas, señores!

Palpitando una "muerte"



Últimamente, nada coherente y digno de ser publicado, viene a mi mente. Mi plan era entregarles un escrito inspirador, bien realizado, pero supongo que eso tendrá que esperar.
Estoy nerviosa. Podría decirse que mi personaje principal está batallando entre la vida y la muerte. Bueno, no solamente el personaje principal, sino que toda su historia, sus padres, su mejor amigo, sus mejores amigas, hasta su mascota, están a un paso de cruzar la linea hacia el otro mundo. En otras palabras, mucho más entendibles, se me rompió la computadora, gente. Me entró un virus y nada de nada puede verse. Y quizás "nada de nada", pueda salvarse.
Ayer por la noche, antes de entregar mi computadora en manos del destino (estoy exagerando, la mandé a revisar), dejé estrictas instrucciones sobre lo que debía hacerse: dejé la contraseña, la carpeta que tenía que salvarse. Y, para ser más específica, hasta le di el nombre del documento que principalmente, debía ser rescatado. ¡Hasta el cargador le dejé!
Ahora me encuentro en una especie de "sala de espera". Dentro de una habitación están todos aquellos que he inventado. Se encuentran en terapia intensiva, las noventa y dos páginas que explican la vida de E. D. ¡Nunca antes había llegado tan lejos!
De su historia, solo tengo cinco hojas A4 escritas a mano. Me vi obligada a seguir así, con lapicera negra y letra cursiva sumamente desprolija.
Hasta las diez de la noche (o más) aproximadamente, no tendré noticias de ninguno de ellos. ¿Morirán? ¿Se irán para siempre? ¿Vivirán? ¿Podré continuar con ellos? No lo sé, ni lo sabré todavía. Solo espero que el resultado sea positivo. ¡No tienen idea lo que me costó todo!

¿Por qué? No lo sé. Pero siento que el color rojo, me da confianza. Quizás sea porque las asocio con personalidades fuertes, convencidas, impulsivas, decididas. Ustedes lo saben, desearía tanto ser así...
Quizás lo sea. En el fondo. Es más, ¿saben qué?, a veces lo soy. De vez en cuando sale mi Clementine Kruczynski, esa personalidad, esa faceta que desconocía absolutamente en mí. De repente, me encuentro siguiendo mis impulsos, haciendo cosas que jamás pensé que haría, descubriendo actitudes de mí misma que ni siquiera yo sabía que tenía. Esta faceta suele revelarse y salir a la luz, generalmente cuando estoy a su lado. Junto a él no existe la racionalidad. Solo abundan y abundan los impulsos, las historias, los pensamientos más profundos, esos que quizás nunca se los habías contado a nadie, ni siquiera te habías atrevido a escribirlos en tu diario más íntimo. Quizás esa sea yo, la mujer impulsiva, pero romántica. Fuerte, pero extremadamente cursi. Incomprensible, pero agradable. Quizás, solo soy yo misma cuando estoy con él. Quizás, yo no me conozco lo suficiente. Quizás el sí.
Si fuera pelirroja, todas esas extraordinarias personalidades, ¿vendrían junto con la tintura?


Nos hemos dado infinidades de besos durante todo este tiempo. Algunos sencillos, otros entre apuros. Algunos con respiraciones algo agitadas, otros entre lágrimas. Algunos besos tímidos, otros bruscamente atrevidos. Algunos besos que te dejan sin habla, otros que te hacen perder la consciencia, el control, dejándote guiar pura y exclusivamente por los impulsos... Sea como sea, a pesar de tantos besos iguales, tantos besos completamente diferentes, hoy fue distinto. Me sentí adormecer, volar. Sí, creo que volé. ¿Habrá sido por haber liberado finalmente mi voz y haber hecho que la música haya llegado a tus oídos? ¿Habrá sido porque la letra de la canción me emocionaba hasta erizarme la piel? ¿Realmente me habré liberado?
Desgraciadamente, no tengo respuestas para aquellas preguntas. Tampoco las tengo para la gran incógnita: ¿qué fue realmente lo que sentí? 
Aún tengo restos de tu perfume en mi piel. Aún siento tu lengua en mi boca, o eso pareciera. Aún tengo ganas de revivir ese beso una y otra, y otra, y otra vez.
¿Se avecinarán más besos que me hagan volar? 

Entre puntos


Te escribo. Te leo. Te canto. Te pienso. Estás en cada página de cada libro. En cada oración cuya palabra central sea la conocida como "amor". Te encuentro. En cada fotografía. En cada recuerdo. Te busco. Entre la gente. En alguna canción. En los ojos marrones de alguien más. Te sonrío. Le sonrío a esa presencia tan irreal, tan ausente... Hoy te echo de menos. Suspiro. Cierro los ojos. Aún tengo sueño. Pero no quiero dormir. No del todo. Soñé con el futuro. Un futuro quizás distante, quizás lejano. Quizás imposible. [¿Existirá la posibilidad de hacer el sueño realidad?] No lo sé. Quizás sí. Quizás no. Mientras tanto te sigo escribiendo. Entre puntos...

Siento la terrible necesidad de quedarme en casa, permanecer en pijama, sentada en mi cama, dando vida a la pobre mujer cuyo éxito parece algo lejano, tan lejano, que podría calificarse de  inalcanzable. Quiero permanecer así, con el pelo lleno de nudos, alborotado, sujeto en un rodete completamente desarreglado. Quiero quedarme así, con los labios secos, los párpados que aún sienten la crema de haberme sacado la pintura al mediodía. Quiero seguir así, sin bañarme, sin haberme lavado los dientes siquiera.
Me gustaría permanecer durante el día en mi habitación, que parece intencionalmente muy retro, con dos cuadros de Marilyn Monroe, y una gran pila de libros en mi mesa de noche, en donde en la cima, descansa mi diploma, uno de mis pocos orgullos. Me gustaría ser, aunque sea por un día, independiente. O, por lo menos, aparentar serlo hasta tal punto, en el que yo misma me lo crea. Sí, eso es algo más posible de realizar...

Romanticismo de un domingo a la madrugada


Nunca me des la espalda. Nunca voltees con enfado, con odio, con rabia. Nunca apartes tu mirada de la mía, creeré que hay algo malo en mi alma y que lo ves a través de mis ojos. Nunca sueltes mi mano, ni con desprecio, ni de manera lenta; pensaré que es una despedida larga y dolorosa. Nunca permitas que detrás de mis huellas, hayan otras pisadas que no sean las tuyas. Nunca dejes de atraparme así, tomándome de la espalda, de los hombres, de la cintura; ni siquiera aunque te pida que no lo hagas. Nunca dejes de hacerlo. Nunca me des la espalda, permitiéndome ver cómo te alejas de mí hacia un rumbo desconocido. Nunca dejes de besar mi boca con esa pasión que jamás había conocido en toda mi vida. Nunca pares de decirme tus secretos a mi oído. Nunca permitas que oiga, que sienta en mi nuca, otra respiración intensa que no sea la que proviene de tu interior, afirmando que tu corazón galopa con demasiada fuerza. Nunca dejes que tenga otro compañero de aventuras infantiles. Nunca dejes de hablarme; aún cuando no quiera oírte, sabes muy bien que necesito que me hables. Quédate siempre a mi lado. Nunca me des la espalda...
I don't have an orange hair and I don't have a green eyes. But I can use my red lipstick and make you burn tonight.