People change, feelings change. It doesn't mean that the love once shared wasn't true and real. It simply just means that sometimes when people grow, they grow apart.
Mi foto
Escritora desde que aprendí a posar el lápiz sobre el papel. Completamente indecisa. Poseedora de una mente peligrosamente abierta. Inteligente, con un ego filoso y un humor ácido. Todos los días intento ser una mejor versión de mí misma.

Búsqueda implacable





No hay uno sin otro. Es como la canción que cantaba el excelentísimo Sinatra: "No sos nadie, hasta que alguien te ama". Y con esto no estoy diciendo que necesitamos encontrar la inexistente "media naranja" para estar completos, porque ya estamos completos desde el momento en que vinimos a este mundo. Sin embargo, si no tenemos a alguien que nos quiera, pareciera que estuviéramos un poco incompletos. Sentimos que algo nos falta, y a veces el corazón nos juega una mala pasada y se tropieza con sentimientos encontrados que se mezclan en una inevitable ensalada agria condimentada de tiempos remotos, pasados e imaginarios. Seamos honestos: a veces, sin ese "alguien", nos sentimos un poco perdidos, un poco solitarios. Y sé que el estar solo y perdido puede ser una gran fuente de aprendizajes y anotaciones increíbles, pero también puede ser como abrir una caja de Pandora sin fondo en la cual se desatan todos nuestros demonios e invaden por completo todo nuestro espacio, a tal punto en que no te dejan respirar. Es como la filosofía, una inagotable fuente de revelaciones, un interminable laberinto con más preguntas que respuestas, un viaje que puede ser divertido, pero también puede conducirte a lugares oscuros, ya que te han iluminado con certezas que antes creías imposibles. De hecho, una vez cierta persona (que terminó llevándome a la perdición, qué irónico, ¿no?) me dijo que tuviera cuidado con esas cuestiones filosóficas porque son un arma de doble filo. (Y el arma de doble filo terminó siendo ese mismo ser humano. Por donde mirara, por donde tocara, había un cuchillo dispuesto a atravesarme, una pistola esperando dispararme. ¡Cuánta ironía! Querer protegerme de un peligro de afuera, cuando el peligro estaba bien adentro.)

A lo que quiero llegar con todas estas divagaciones mentales, es que de vez en cuando necesitamos a alguien que nos devuelva a la vida, que nos sacuda las ideas y nos haga reír después de estar tristes tanto tiempo. Necesitamos esa brisa única que nos puede brindar otro ser humano. A veces solo hace falta un beso dulce, una mirada, un momento compartido, una serie de confesiones, un llanto sentido, un abrazo que comprenda todo. Dicen que el tiempo se encarga de todo. Pero yo me pregunto, ¿qué hacer mientras se espera que el tiempo organice la próxima aventura de nuestras vidas? Yo, que soy bien ansiosa e incorregible, no voy a sentarme a esperar. No, señor. A pesar de estar cansada, abatida, destruida, desilusionada, voy a pararme para salir a crear yo misma esa próxima historia. Y sí, puede que tenga un nivel de esperanzas y expectativas muy, muy bajo, pero el querer levantarme para caminar mi propio rumbo quiere decir que aún algo me queda. Aún creo en el poder del pensamiento, del deseo, de uno mismo consiguiendo lo que quiere solo porque cree en que podrá conseguirlo. Gran parte de mí dice que volveré a darme la cabeza contra la pared, que lo único que voy a lograr es estrellarme el corazón contra el suelo una vez más cuando lo arroje indignada por las circunstancias de mierda que me agobian. Que voy a volver a llorar por buscar para encontrar nada. Que voy a terminar bebiendo sola en algún bar y apostando al mismo caballo terco que solo corre para donde él quiere. Pero otra diminuta, muy pequeñita Yo se pregunta "¿Y si esta vez fuera distinto?" Y hace una pausa para responderse a sí misma "¡Fue! Vamos a intentarlo y ver qué pasa."

Circunvivencia


La última vez que escuché las canciones de "Submarine" estaba sentada en el sillón esperándote impaciente. Te iba a volver a ver después de tanto tiempo, íbamos a hablar de nuevo después de meses sin dirigirnos honestamente la palabra. Estaba nerviosa, emocionada, pero sobre todo, estaba contenta. Tenía una pequeña chispa de esperanza adentro mío, como si mis palabras tuvieran el poder de retroceder el tiempo y borrar los errores que los dos cometimos. Hoy, luego de casi un mes de esa última vez, el sentimiento que me invade es uno completamente distinto. Una nostalgia inevitable se apodera de mí y ya no sé qué más hacer para evadir las ganas de llorar que me ahogan el alma. Y no, no sé si voy a poder soportar el verte caminando paseándote en los besos de otra mientras me bajo del escenario. Quizás tenga que volver a sumergirme en cerveza para sonreír un poco y difuminar tu cara de mi vista. Saber que hoy dormís en otros brazos es la soga que me ajusta el cuello. Y algo me aprieta el pecho cada vez que retomo esa certeza con el único fin de convencerme a mí misma de que las cosas sucedieron de una forma y jamás van a volver a ser lo que eran. Posiblemente no te extrañe a vos específicamente. Posiblemente lo que extrañe es eso que vos me dabas, eso que los dos teníamos y que haría lo que fuera para traer devuelta. Esa complicidad entre ambos, esa comodidad absoluta al ser yo misma frente a tus ojos. ¿Cómo voy a reconstruir un vinculo así con alguien más, con alguien que no seas vos? Empiezo a creer que no hay un "norte", que no existe un "sur". No hay un camino hacia adelante, no hay una vuelta hacia atrás. Solo existe un círculo, y estoy condenada a repetirlo cada tanto, una y otra vez.